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Respuesta:
El principal problema al que se enfrenta el renacimiento es avivar los ideales grecolatinos. Se da un movimiento de liberación donde las artes, la cultura, las ciencias, las letras, la propia vida de los pueblos, sufrió una sacudida en busca de la belleza y la verdad.
Explicación:
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Respuesta:
Los límites cronológicos del Renacimiento no pueden definirse de forma precisa, porque, si bien sus orígenes pueden situarse en Italia durante el siglo XIV asociado a figuras con PETRARCA, BOCCACCIO y otros humanistas, en los demás países de Europa alcanza su apogeo durante el XVI. Es también durante esta centuria cuando la mentalidad renacentista se proyecta sobre las facetas de la vida social y política, lo que ha llevado a considerar al Renacimiento como una categoría histórica y no solo artística y literaria.
1.2 La nueva organización política
El Renacimiento trajo consigo la quiebra del feudalismo, sistema social y político vigente durante la Edad Media en Europa. Se consolida entonces la idea del estado moderno vinculado directamente a la autoridad del monarca, que prevalece sobre el poder de los nobles. No quiere esto decir que la nobleza perdiera sus privilegios económicos; lo que ve recortados son sus poderes políticos en beneficio de la autoridad del rey. Tiende a desaparecer la figura del señor feudal que apenas salía de sus dominios, en los que ejercía un poder casi absoluto. Ahora los nobles se convierten en cortesanos que, además de las virtudes guerreras propias de su clase, deben cultivar el gusto por las letras y el arte si quieren destacar en el ambiente refinado de la Corte, porque el poder ya no consiste solo en acumular tierras, sino en lograr cargos y favores del rey. El reforzamiento de la autoridad real favorece la aparición de las primeras naciones europeas organizadas como estados con todos los atributos propios de la época moderna: compleja burocracia, hacienda propia y ejército permanente. España, Francia e Inglaterra son los primeros estados concebidos según este nuevo esquema.
La afirmación de la autoridad del monarca precisaba, para que fuera efectiva, de un ejército permanente formado fundamentalmente por mercenarios o saldados profesionales. En la Edad Media, por el contrario, cada señor contribuía a las empresas guerreras del monarca con sus propias mesnadas, reclutadas a la fuerza entre sus vasallos. Estas solo se movilizaban cuando las circunstancias lo exigían y muchas veces solo eran retribuidas con el botín que obtenían en las campañas. Los ejércitos del siglo XVI exigían para su mantenimiento de grandes sumas de dinero, tanto para pagar a los soldados como por su costoso material (la artillería y las armas de fuego que no estaban al alcance de cualquier particular). Se hace necesario para sostenerlo el cobro de fuertes impuestos, lo que, a su vez, precisa de una hacienda organizada, a cuyo servicio había numerosos funcionarios. Como vemos, el Estado ya se ha convertido en una compleja maquinaria al servicio de un poder centralizado. Las guerras exigían no solo el valor, sino un apoyo económico importante, que solo podía ser sufragado por toda una nación. El espíritu heroico y el protagonismo del individuo cuentan ya menos que la organización y el respaldo económico.