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Respuesta:
1. La empresa familiar en la economía
Siendo la actividad empresarial una actividad de organización de factores productivos planificada de cara a un mercado y, por tanto, sujeta al juego de la oferta y la demanda, con el ánimo de obtener recursos del propio mercado (concepto de empresario en una interpretación histórico actualizadora del art. 1 del Código de Comercio –en adelante, el “CCom”-), el resultado de dicha actividad es precisamente la creación de esas organizaciones que son las empresas, unidades integradas por elementos materiales e inmateriales de muy distinta naturaleza[1].
Así, dentro de ese tejido industrial que genera la creación de empresas y el desarrollo de su actividad, cobran hoy en día especial relevancia las empresas familiares debido a su enorme peso específico en el PIB y en el empleo de cualquier economía. Por ello, en los últimos años, la literatura académica, tanto a nivel nacional como a nivel internacional, ha ido ganando interés por el estudio de las empresas familiares y de sus características diferenciales[2].
En efecto, los últimos datos estadísticos con los que contamos a nivel interno son bastante reveladores, pudiendo destacarse los siguientes[3]:
Las empresas familiares representan el 90% de las sociedades anónimas y limitadas (1,1 millones de sociedades).
Las empresas familiares aportan el 60% del valor añadido bruto de manera directa a la economía representando 262.000.000.000 de euros.
Las empresas familiares representan el 70% de los empleos del conjunto del sector privado, esto es, generan aproximadamente siete millones de puestos de trabajo.
Estos datos son coherentes con lo que está ocurriendo asimismo a nivel europeo. Así las cosas, las empresas familiares, pese a los cambios que ha impuesto la globalización económica, siguen constituyendo un pilar muy importante de la economía del viejo continente.
En concreto, son responsables de la creación entre el 50 y el 80% de los empleos en la mayoría de países y suponen el 75% de la creación neta de empleo. Además, la patronal europea del sector, European Family Businesses, calcula que por cada 4.000 nuevas empresas de este tipo que se creen las ventas globales subirían en alrededor de 1.000 millones de dólares en 2025[4].
Por otra parte, no se debe desconocer que:
El 90% de los fundadores pretenden que la propiedad y dirección permanezca en manos de la familia.
Las empresas familiares tienen una vida media de 35 años.
El proceso sucesorio solo culmina con éxito entre un 10 y un 15% de los casos.
El 61% de las empresas familiares se encuentran controladas por la primera generación, el 24% por la segunda generación, el 9% por la tercera y el 6% por la cuarta y siguientes generaciones.
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