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Respuesta:
El establecimiento de las postas era, en efecto, la respuesta técnica a las exigencias de esas velocidades y a las limitaciones de los motores de sangre. En terreno llano, un caballo al paso hace entre 6 y 7 kilómetros por hora, al trote, entre 12 y 13; y al galope, entre 24 y 25. Ahora bien, al primer modo de marcha su resistencia física le permite andar nueve o diez horas diarias, mientras que al trote se reduce la andadura a solo tres horas y, al galope, a hora y media; en cuanto la pendiente del camino es del 3 o del 4%, las velocidades pueden disminuir hasta un 50 o 60% de las señaladas en el terreno llano.
Por ello, con un solo caballo y un jinete se podían recorrer al día unos 50 o 60 kilómetros, mientras que con postas podían hacerse 15 o 20 kilómetros diarios que, como término medio, corresponden a las velocidades diarias exigidas en el arrendamiento del servicio de correos de los Austrias a la familia Tassis, encargada del servicio de correos entre España y Flandes.