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CAMBIO DE LA IDEOLOGÍA ESTUDIANTIL
Luego del 2 de octubre, muchos de los participantes en el movimiento terminaron en la cárcel, fueron exiliados o volvieron a su vida normal. Todo esto parecía indicar que el movimiento estudiantil había fracasado, sin embargo esto no fue así, pues hubo importantes repercusiones de ello en ámbitos como ideología y política. Un día después de los hechos ocurridos en Tlatelolco ese 1968, en los periódicos de circulación nacional y locales comenzaron a publicarse diversas versiones acerca de lo ocurrido el 2 de octubre.
“En Tlatelolco ocurrió un zafarrancho con algunos heridos” (Zabludovsky, 1968). La anterior cita fue un comentario hecho por el periodista Jacobo Zabludovsky durante una transmisión del noticiario Diario Nescafé, en el cual evidentemente se trato de minimizar la gravedad de los hechos ocurridos. A estas versiones se sumaron diversos diarios y demás medios de comunicación, principalmente aquellos propiedad de Emilio Azcárraga.
Debido a ello, durante los primeros años después de la matanza en la Plaza de las Tres Culturas, comenzaron a suscitarse marchas y mítines encabezados en principio solo por estudiantes y profesores de distintas universidades de México, en los cuales se exigía la libertad de los dirigentes del movimiento estudiantil y demás presos políticos quienes fueron liberados hasta 1971. Esto se logró a causa de la gran presión social ejercida hacia el gobierno, la cual fue originada por la circulación de nueva información sobre el hecho y la creación de consignas de protesta, las cuales fueron citadas de forma impersonal por los medios de comunicación.
”Con respecto a las lecturas del movimiento, a partir de este periodo se le llamó "masacre", "crimen", "matanza", "la tragedia de Tlatelolco", "uno de los episodios más negros" de la historia de México: adjetivos y sustantivos que no han desaparecido de la escena pública. No obstante, en estos primeros años los periódicos solían referirse a los "sucesos del 2 de octubre", y sólo entre comillas a la "masacre", dejando entrever que estas expresiones eran parte del discurso de los actores señalados, pero sin hacerlas suyas”. (Allier, 2009)
Sin duda, esto fue un parte aguas en la historia de México, pues evidenció la postura del gobierno de la época ante los actos de protesta y democracia. “Es una memoria ligada a las necesidades de legitimar el debate en la arena pública, a la admisión de los delitos y a la reclamación de que se reparen los daños cometidos, pues la denuncia está ligada al restablecimiento de la justicia, y procede, de ordinario, de una retórica que busca convencer y movilizar a otras personas, con el fin de asociarlas a las protestas, de tal manera que la violencia consecutiva a la revelación esté a la medida de la injusticia denunciada “(Boltansky, 1984)
Teniendo como precedente los acontecimientos anteriormente citados, años mas tarde surgieron nuevos movimientos sociales y estudiantiles, entre los que destaca el ocurrido entre 1986 y 1987 en la UNAM, en contra de las reformas formuladas por el rector Jorge Carpizo. Esto, aunque en opinión de muchos no podía ser comparado a lo ocurrido en 1968, según diversos analistas políticos tuvo rasgos heredados de la transformación ideológica nacida a consecuencia de la manifestación y asesinato de aquellos jóvenes estudiantes asesinados en Tlatelolco.
BIBLIOGRAFÍA
ARISTEGUI, Carmen.(2013). Medios del 3 de octubre registraron zafarrancho. 19/03/2015, de Aristegui Noticias. http://aristeguinoticias.com/0110/mexico/los-medios-del-3-de-octubre-registraron-zafarrancho-con-ter.../
BOLTANSKY, Luc. "La dénonciation". Actes de la Recherche en Sciences Sociales, 51 (marzo de 1984): 3–40.
ALLIER, Eugenia. (Junio de 2009). “Presentes–pasados del 68 mexicano. Una historización de las memorias públicas del movimiento estudiantil, 1968–2007”. Revista Mexicana de Sociología, 71, 4.
MONSIVÁIS, Carlos. "El 68: las ceremonias del agravio y la memoria". En Julio Scherer García y Carlos Monsiváis, Parte de guerra. Tlatelolco 1968. México: Aguilar, 1999: 119–264.