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Acto primero, Escena I
En un páramo, en Escocia, tres brujas esperan para encontrarse con Macbeth en medio de truenos y relámpagos. Su conversación está llena de paradojas y equívocos: dicen que se encontrarán con Macbeth cuando, en la batalla, "unos la pierdan y otros la ganen" (33), y cierran la escena afirmando que "El mal es bien y el bien es mal" (33).
Acto primero, Escena II
El ejército escocés está en guerra con el noruego. Duncan, rey de Escocia, se encuentra con un escudero que regresa de la batalla. Este le informa sobre la valentía de Macbeth y Banquo en la batalla. También describe el ataque de Macbeth contra el castillo del traidor Macdonnell, en el que Macbeth triunfó y clavó la cabeza de Macdonnell en las empalizadas del castillo. El señor Ross entra con la noticia de que el señor de Cawdor se puso del lado de Noruega. Duncan decide ejecutar al desleal y darle el título de señor de Cawdor a Macbeth.
Acto primero, Escena III
Cuando Macbeth les pregunta más, las brujas se desvanecen en el aire. Casi tan pronto como desaparecen, Ross y Anguss entran con la noticia de que el rey le ha otorgado a Macbeth el título de señor de Cawdor. Macbeth y Banquo se hacen a un lado para discutir esta noticia: Banquo opina que este nuevo título podría incitar a Macbeth a buscar también la corona (38). Macbeth se pregunta por qué ante una noticia tan feliz "palpita mi corazón de un modo inusitado" (38), y sus pensamientos se vuelven inmediatamente y con terror a la idea de asesinar al rey para cumplir la segunda profecía de las brujas. Cuando Ross y Anguss notan el angustioso estado de Macbeth, Banquo lo atribuye a la falta de familiaridad de Macbeth con su nuevo título.
Acto primero, Escena IV
Duncan exige saber si el antiguo señor de Cawdor ha sido ejecutado. Su hijo Malcolm le asegura que ha sido testigo de su muerte. Mientras el rey reflexiona sobre su excesiva confianza en la fidelidad del traidor, entra Macbeth. Duncan agradece a Macbeth y a Banquo por su lealtad y valentía. Luego anuncia su decisión de hacer de su hijo Malcolm el heredero del trono de Escocia (algo que no habría sucedido automáticamente, ya que no había heredado su cargo, sino que había sido elegido). Duncan luego declara que planea visitar a Macbeth en su casa en Inverness. Macbeth se va para llegar antes y preparar su hogar para la visita real, reflexionando sobre el obstáculo que representa Malcolm para su ascensión al trono. El rey lo sigue con Banquo.
Acto primero, Escena V
En Inverness, Lady Macbeth lee una carta de Macbeth que describe su encuentro con las brujas. Ella teme que el carácter de Macbeth, criado "con la leche de la clemencia" (41), no sea lo suficientemente despiadado como para asesinar a Duncan y asegurar que la profecía de las brujas se cumpla. Afirma que él tiene suficiente ambición, pero le cuesta actuar en consecuencia. Luego le implora que llegue pronto a la casa, para poder infundir "mi alma en tus oídos" (41). En otras palabras, procura incitarlo al regicidio. Llega entonces un mensajero con la noticia de que llegará Duncan esa noche. Lady Macbeth hace un llamado a los poderes celestiales para la infundan de crueldad: "despojadme de mi sexo" (41). Cuando llega Macbeth, ella lo saluda como señor de Glamis y de Cawdor, y lo insta a "esconder el áspid entre las flores" (42). Luego afirma que se encargará de todos los preparativos para recibir y luego asesinar al rey.
Acto primero, Escena VI
Duncan llega a Inverness con Banquo e intercambia cumplidos con Lady Macbeth. El rey pregunta por el paradero de Macbeth y ella se ofrece a llevarlo hacia donde su esposo lo está esperando.
Acto primero, Escena VII
Solo en el escenario, Macbeth se debate sobre si matar a Duncan o no, reconociendo el acto de asesinar al rey como un terrible pecado. Lucha en particular con la idea de asesinar a un hombre, nada menos que un pariente, que confía en él y lo estima. Le gustaría que el asesinato ya estuviera consumado y lamenta ser tan ambicioso pero no lo suficientemente cruel como para asegurar el logro de sus objetivos.
Cuando entra Lady Macbeth, su esposo le dice que quiere renunciar "a ese horrible propósito" (44). Pero Lady Macbeth se burla de él por sus temores y sus dudas, diciéndole que solo será un hombre cuando lleve a cabo el asesinato. Afirma que ella misma sería capaz de estallar los sesos de su propio hijo lactante si fuera necesario. Le aconseja que apriete "los tornillos de su valor" (45) y detalla la forma en que asesinarán al rey: esperarán hasta que se duerma y luego embriagarán a sus guardaespaldas. Esto les permitirá asesinar a Duncan y culpar a los dos guardaespaldas borrachos. Macbeth se asombra de la crueldad de su mujer, pero se resigna a seguir adelante con sus planes.
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