Respuestas
Respuesta:
En la parábola del sembrador (Mat.13) encontramos cuatro tipos de terrenos que representan cuatro tipos de corazones. El sembrador salió a sembrar la semilla del reino. Parte de la semilla cayó junto al camino; otra parte cayó en tierra de pedregales; otra parte cayó entre espinos y abrojos; y finalmente, otra parte de la semilla cayó sobre la buena tierra, la cual dio fruto a treinta, a sesenta y a ciento por uno.
Ninguno de nosotros era naturalmente una buena tierra. El Señor ha estado haciendo una excelente labor en nuestros corazones, pues él sabe, como todo agricultor, que echar semilla en un terreno endurecido, o pedregoso, o lleno de malezas, sería completamente inútil. Él espera que la lluvia de su Palabra remoje y ablande la tierra endurecida que, el tránsito de las personas, la había convertido en camino.
Explicación:
Cuántos corazones corresponden a este tipo de terreno! ¡Cuánto tiempo lleva sanar esos traumas del corazón! Esos abusos, esas heridas que aún duelen a causa del desamor; ese ambiente de hogar tan desfavorable; ese padre irresponsable, esa pobreza extrema, esos complejos. ¡Cómo se endureció ese corazón! Pero la bendita palabra de la gracia Dios lo fue ablandando poco a poco. Dios metió su agudo arado hasta dar vuelta la tierra. Luego vinieron los “discos” para cruzarla, y también la “rastra” de largos y firmes hierros, para deshacer los terrones y dejarla apta para ser sembrada con la semilla del reino.
Lo mismo pasó con el corazón que se había llenado del ripio de la religión. Este tipo de corazón representa a los cristianos superficiales. En ellos la palabra del reino no puede penetrar, porque el suelo de tierra es poco profundo, entonces viene el sol y quema las raíces. Así, la siembra se hace infructuosa. El ripio representa el lastre de la religión, cualquiera sea su nombre.