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seria este amig@ meda coronita si es
Respuesta:https: La trova y copla
Brotan de todas partes; las oímos dondequiera, aprendemos sus versos y tonadas; sensaciones e ideas que viajan a través de la vida y se han cantado siempre porque nos llegaron con los conquistadores y colonizadores.
Con esa herencia, nuestros poetas improvisadores buscan una idea primordial cantable y elaboran la historia de un suceso o el proceso de una emoción, y van tejiendo, así, la urdimbre de la literatura patria:
Por ser la primera vez
que yo en esta casa canto,
¡Gloria al Padre, Gloria al Hijo,
Gloria al Espíritu santo!
Cabe destacar que encumbrados poetas colombianos, entre ellos, el antioqueño León de Greiff, escribieron coplas de corte humorístico y satírico. Un ejemplo es la que De Greiff dedicó en 1971, al doctor Diego Calle Restrepo, y que luce esplendorosa en una composición de mosaicos, en la estación “Prado” del metro, muy cerca del Parque de Berrío, en Medellín:
En el Alto de Otramina
quedó atrás Titiribí;
me topé con Diego Calle
colorado como ají,
por culpa de tantos tragos
que él bebió y que yo bebí.
3. Reflejo del alma de los pueblos
LA COPLA es la expresión del sentir popular; su origen es español, y su estructura está muy cercana al romance; el tema puede ser sacado de una canción, de un suceso regional o de un romance de taberna. Los pueblos suelen reflejar su alma en ella, la que constituye la esencia de su tesoro folclórico.
El campesino, a pesar de que piensa en las dificultades de hoy, vive contento con lo que tiene; en las noches cargadas de estrellas, al terminar la faena, puebla el aire de notas, ronda en torno al corazón de una mujer con una copla de amor entre los labios, o con un lamento de quejas y amarguras.
A veces, ese amor campesino está cargado de nostalgia y de atormentadora melancolía. Entonces, en la tarde callada y muriente, se escucha la copla reveladora:
Cantando en la mesa
Cantando en la mesa, Manuel Cabral y Aguado Bejarano.
El mayor de los males
es aborrecer queriendo,
vive el alma padeciendo
ansias que son inmortales.
Lucero del alto cielo
préstame tu claridá
para seguirle los pasos
a mi amada que se va.
Tardes hay, en que el tenorio rústico canta amenazadoramente porque el desprecio y el desdén muerden furiosamente su alma:
Madres, las que tengás hijas
solteras y por casar,
hacé las paredes altas
que yo soy el gavilán.
Coplas cargadas de sentimientos, hijas amadas del repentismo poético de troveros andariegos y maliciosos. Coplas de amor herido:
Esta noche canto aquí,
mañana en Titiribí.
pasó mañana en la noche,
en los llanos de Itagüí.
Una niña me dijo
en Salamina:
¿Cuándo va por el niño
que ya camina?
El hombre que se’namora
de mujer que no lo quiere,
merece cincuenta azotes
cantándole el miserere.
Las siguientes son coplas populares antiqueñas, recogidas por un antiguo arrancador de oro en los filones de El Zancudo (Titiribí)
Antioquia me dio su leche,
Sopetrán mi desventura,
San Jerónimo la muerte,
La Villa mi sepultura.
Vivan Guarne y San Vicente,
Copacabana y Barbosa,
Santo Domingo y Cancán
y el sitio de Santa Rosa.
Concordia para dichosa,
Jericó para un enredo,
Andes para dar tuntún,
Bolívar para dar miedo.
Para carate en Antioquia,
para niguas en La Villa,
para muchachas bonitas
Rionegro y la Marinilla.
Eran cuarenta los negros
que fueron al Anorí,
mucha plata que trajeron
cuando volvieron aquí.
En las calles de Remedios
me puse a cantar un baile,
me decían las remedianas:
¡Por la Virgen, no se vaye!
Tus ojos son dos Dabeibas,
tu boquita un Pipintá,
tu cinturita un Darién
con su golfo de Urabá…
Yo me vine de Fredonia,
fue por una causa sola:
por un pequeño rasguño
de la cruz hasta la cola…
Es rico Titiribí
porque tiene minerales,
en el cantón de Amagá
trapiches y cañuzales.
Yo conocí a Campamento,
menos los santos y el cura,
conocí al mono Barrientos,
el que vive en Angostura.
Explicación: es pero que te sirva de mucho