Respuestas
las obras de la carne son:
Fornicacion, inmundicia, conducta relajadas, idolatria, practica de espiritismo, enemistades, contiendas, celos, arrebatos de colera, altercaciones, divisiones, sectas, envidias, borracheras, diversiones estrepitosas, y cosas semejantes. Galatas 5: 19-21
Respuesta:
Los frutos del Espíritu Santo son 12. Los tres primeros son importantísimos pues le pertenece directamente el Espíritu Santo.
Expresan la relación existente entre las Personas Divinas. Te los explicamos a continuación:
1. Amor (caridad) «Sin amor nada soy Señor».
Efectivamente sin amor nada somos, porque el amor
viene de Dios mismo y sin Dios, pues eso: nada
somos. Este amor fruto del Espíritu Santo refleja el
amor del Padre y del Hijo, un amor inmenso,
incondicional y personal.
2. Alegría Es el gozo que experimentamos, fruto de
tener a Dios en nuestras vidas. Es ese contento de
sabernos suyos y de estar cerca de Dios. Esa alegría
que no nos abandona ni en las situaciones más
extremas, porque Dios vive en nosotros, porque no
estamos solos, porque se quedó con nosotros todos
los días hasta el fin de los tiempos.
3. Paz La paz es el lazo que une al Padre y al Hijo. En
ese lazo encontramos la calma que permite que nada
nos turbe, ni en las circunstancias más extremas, ya que es Dios quien vive en nosotros y su compañía hace que nada nos
perturbe pues Él ya venció a la muerte y al dolor.
4. Paciencia La paciencia es el fruto que nos permite hacerle frente a la tristeza y al desánimo frente a una situación que parece
no terminar. Cultivar la paciencia sin Dios puede ser una tarea titánica, pero la presencia del Espíritu en nuestras vidas hace
que esa paciencia brote y podamos enfrentarnos a situaciones duraderas, incluso permanentes, con confianza y calma.
5. Longanimidad Sinónimo de perseverancia es esa fuerza que nos permite realizar un trabajo de larga duración sin decaer.
Tal vez la conquista de una virtud o las propias vivencias que requieren que no desistamos, que continuemos y si caemos nos
levantemos una y otra vez, como un porfiado, a continuar el camino trazado. Y por el otro lado a continuar con el bien de un
trabajo, de una misión, de anuncio del reino de Dios que nos ha sido encomendado.
6. Benignidad El Papa Francisco nos dijo: «Quien no conoce la ternura de Dios está perdido». La benignidad habla de esa
dulzura y ternura con la que Dios nos trata personalmente y como en presencia de su Espíritu esta misma ternura brota de
nosotros y nos permite relacionarnos con los demás con esa misma delicadeza, dulzura y ternura, reflejo de Dios.
7. Bondad El amor de Dios es un amor que empuja a que salgamos al encuentro. El encuentro con Dios, irremediablemente
nos empuja a salir a encontrarnos con el otro y transmitir lo que nos ha sido dado. Nos empuja a un trato caritativo, bueno,
especialmente con los más necesitados física y espiritualmente.
8. Mansedumbre Este fruto hoy en día es poco valorado. La mansedumbre se opone a la ira y al rencor, nos empuja a tratar
siempre con bondad y ternura a los demás. Nos hace tratar con dulzura, en las palabras y en las acciones, la prepotencia de
otros.
9. Fidelidad Es ese permanecer constante al lado del amado. Buscamos cumplir nuestras promesas imitando al mismo Dios
que cumple sus promesas con nosotros. Mediante la fidelidad comunicamos seguridad y permanencia, nuestras relaciones
personales se afianzan y permanecen, nuestro amor se hace perdurable.
10. Modestia Regula la manera conveniente y apropiada de presentarnos ante los demás. Más allá de la vestimenta (que la
incluye) es mostrarnos a tiempo y destiempo, con respeto, caridad y pureza del alma. La modestia le huye a lo escandaloso y
llama a la calma, al recogimiento y al respeto, pero excluyendo lo tosco y mal educado.
11. Templanza Es ese fruto mediante el cual conquistamos la propia vida, nos hacemos dueños y señores de nuestra
existencia, modulando nuestros sentimientos, nuestros apetitos, debilidades, y optando siempre por el bien, incluso forzándonos
a hacerlo.
12. Castidad Este fruto permite conquistar la victoria sobre los apetitos de la carne. No se trata de reprimir nada, todo lo
contrario, se trata de poder vivir en libertad y de manera ordenada la propia sexualidad. Sexualidad que tiene que ser movida
por el amor y no por el deseo y la posesión.
Al estar con nuestro señor Jesús recibimos un nuevo modo de ser pensamos como el actuamos como el vemos al mundo y
las cosas con los ojos de Jesús amamos a nuestro prójimo a partir de los más pobres y los que más sufren en nuestra familia
Tenemos que ser y llevar frutos de Caridad de bondad de paz y demás frutos del espíritu santo para la tranquilidad afectiva y
emocional en este tiempo tan desesperante por la pandemia del Covid 19.
Explicación:
eso me dijo mi profe :V