Al verle, los vendedores ambulantes congregados en la plaza, vociferan:
- ¡Ojo a la mercancía que está aquí el Tuerto!
Con sus raquíticos siete años, parece no importarle. Recoloca sus raídos ropajes, muestra su sonrisa mellada y, entre zalamerías a la criada y galanterías a la dama, consigue llevarles la cesta con la compra a casa...
Alguien me puede continuar este relato picaresco un poco, estoy desesperados, también os pongo muchos puntos por las molestias
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ta dura
gracias por los puntos
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