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Celebrar un centenario es muy importante si no se falsean los hechos, si no se manipulan para fortalecer tal o cual figura, tal o cual postura, si no se incurre en el victimización o en el narcisismo de una opción política. Celebrar un centenario puede contribuir a entender el pasado y así permitir mirar el presente con objetividad, aprendiendo de las consecuencias negativas de los fanatismos ideológicos.
¿Por qué los argentinos celebramos el Bicentenario? El 25 de Mayo de 2010 marcará el 200 aniversario de la Revolución de Mayo, siendo entonces el Bicentenario de Mayo, que no celebra precisamente el nacimiento de la Patria ya que en 1810 aún no existía una patria, tampoco había argentinos ni estaba constituida la Argentina tal como la conocemos hoy. Este lugar en el mundo era parte del imperio español que ya soportaba una crisis desde 1808, la cual provocó la caída de la monarquía reinante y la invasión de Napoleón a España. Aquel fue el comienzo del fin del gran Imperio Español. Como acto reflejo, en América se produjeron grandes cambios, el más importante quizás, la ruptura con la Metrópoli.
Lo que celebra nuestro Bicentenario es la Revolución de Mayo de 1810, propulsora de un cambio político radical que se originó en Buenos Aires y se extendió simultáneamente por las demás provincias y capitanías del ex Virreinato del Río de la Plata. La caída de la monarquía española dio la oportunidad a los pueblos americanos de recuperar el poder que les era propio, y que en su momento otorgaron al Rey. Sin embargo ante la ausencia de la figura del monarca, la soberanía de los territorios debía ser recuperada por los territorios en si mismos. Entonces, la idea de la Revolución de Mayo fue precisamente la auto proclamación de su propio gobierno con miras a la obtención de una república, en la que el poder legítimo no descansa sobre un monarca sino sobre la voluntad del pueblo y sobre la libertad e igualdad de sus ciudadanos.
Sin embargo pasaron muchos años, y muchos intentos conflictivos que abrieron diversos caminos hacia la construcción nacional, con éxitos y fracasos. Y la nación argentina vería su nacimiento en 1853, cuando los estados provinciales de nuestro actual territorio sellaron una unidad federal con la constitución que hoy todavía nos rige.
La idea del Bicentenario del 25 de Mayo es una buena ocasión para recordar el largo y difícil camino que los derechos individuales de los argentinos iban a recorrer hasta la actualidad de nuestra Constitución.
"Sería la del alba", dice Cervantes que fue cuando Don Quijote salió al camino. "Sería", sugiere Cervantes, con ese clarear prematuro que origina el tiempo y la luz, y a pesar que tal acontecimiento del "alba" suceda cada día nunca se sabe lo que nos va a deparar. "Sería la del alba", podría decirse también cuando aquellos revolucionarios de 1810 soñaron la idea de una patria y como Don Quijote cabalgaron enamorados de la dignidad, de la libertad, en las que la vida y el ser humano poseen sus raíces primordiales.
La nación que profetizaron debía construirse sobre el olvido y el error histórico, empujados quizás a minimizar la influencia del colonizador en el itinerario y la grandeza de la futura Patria.