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La actividad sindical comienza en Colombia hacia 1910, con la conformación de los primeros sindicatos. Entre 1919 y 1929 tuvieron una alta capacidad de movilización, orientada por ideales socialistas, en cuyo contexto se destacó María Cano, líder sindical reconocida por su capacidad de agitación popular. En los años 30 obtuvieron leyes que protegieron el derecho de asociación, de huelga, la jornada de ocho horas y vacaciones remuneradas, culminando en 1935 con la creación de la Central de Trabajadores de Colombia (CTC) -primera central obrera del país- y al año siguiente, con el primer congreso nacional obrero.
Los trabajadores organizados se sumaron en 1957 al movimiento que terminó con el derrocamiento del dictador Rojas Pinilla y las dos grandes centrales sindicales ingresaron como socias al Frente Nacional, lo que les permitió negociar y obtener mejorías en su situación. Desde 1974, al concluir éste, se acaba también la hegemonía de las centrales tradicionales para abrir paso a nuevas confederaciones de tendencias ideológicas diferentes. En 1988 se creó la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) como organización de convergencia, la que en su constitución acordó luchar contra la discriminación de la mujer.
La presencia de las mujeres en las organizaciones sindicales tiene relación directa con su incorporación masiva al mercado de trabajo remunerado. Esta las llevó a participar activamente en los conflictos laborales.
Las estadísticas sindicales muestran un avance de las mujeres en las organizaciones sindicales desde un 28% en 1964, a un 35% en 1977 y un 40% en los 80, cuando la participación femenina en la Población Económicamente Activa alcanzaba el 40%. En 1991 las mujeres representaban el 25,5% de los sindicalizados en Cundinamarca, Antioquia, Atlántico y Valle, siendo mayor su participación en los sindicatos de menos de 50 y de más de 200 trabajadores afiliados. No obstante, hay diferencias importantes entre los sectores estatal y privado. En el sector privado, la participación femenina promediaba el 19,5%, concentrándose en sindicatos pequeños y de entre 150 y 500 afiliados. En el sector público, en cambio, las mujeres representaban el 39,7% de los afiliados y el mayor porcentaje estaba en los sindicatos de más de 500 afiliados (46,2%).
Los sindicatos del sector público han permitido la consolidación de reconocidas dirigentas, posibilitando a algunas de ellas trascender al ámbito nacional. Entre las organizaciones de trabajadores del Estado se destacan la Federación Colombiana de Educadores (FECODE), que incluye un alto porcentaje de maestras y mantiene un taller permanente de trabajo sobre los problemas de la mujer, y la Federación Nacional de Trabajadores al Servicio del Estado (FENALTRASE), con 58 sindicatos, ocho de ellos dirigidos por mujeres. En 1985 esta Federación era dirigida por una mujer