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La antigua China fue una de las civilizaciones más antiguas del mundo con continuidad hasta la actualidad, tiene sus orígenes en la cuenca del río Amarillo, donde surgieron las primeras dinastías Xia, Shang y Zhou. La existencia de documentos escritos hace cerca de 3.500 años han permitido el desarrollo en China de una tradición historiográfica muy precisa, que ofrece una narración continua desde las primeras dinastías hasta la edad contemporánea. La cultura china, según el mito, se inaugura con los tres emperadores originarios: Fuxi, Shennong y finalmente el Emperador Amarillo Huang, este último considerado como el verdadero creador de la cultura. Sin embargo, no existen registros históricos que demuestren la existencia real de estas personalidades, las que de acuerdo con la transmisión oral de generación en generación, habrían vivido hace unos 5000 a 6000 años.
La narración tradicional china de la historia se basa en el llamado ciclo dinástico, mediante el cual los acontecimientos históricos se explican como el resultado de sucesivas dinastías de reyes y emperadores que pasan por etapas alternas de auge y declive. Este modelo del ciclo dinástico ha sido criticado por muchos autores1 por dos razones fundamentales: En primer lugar, por su simplismo, ya que el modelo adopta un patrón recurrente según el cual los primeros emperadores son heroicos y virtuosos, mientras que los últimos son débiles y corruptos. Esta visión está sin duda influida por la interpretación de las propias dinastías reinantes, que encontraban en la degradación de la dinastía precedente una legitimación de su propio ascenso al poder. En segundo lugar, el modelo dinástico ha sido también criticado por presentar una visión nacionalista artificial, pues lo que en una interpretación alternativa podría verse como una sucesión de diferentes estados y civilizaciones en un mismo territorio, aparece como una mera alternancia de regímenes de gobierno en el marco imperturbable de una entidad nacional única.
A pesar de estas críticas, el modelo del ciclo dinástico permite ver los acontecimientos históricos que han llevado a la formación de la China actual como una estructura lineal de fácil comprensión, lo cual ha mantenido su vigencia entre los historiadores hasta la actualidad. Otra razón principal por la que el estudio de las dinastías y sus emperadores ha sido fundamental entre los chinos en el análisis de su propia historia es elsistema tradicional de datación de fechas, según el cual cada emperador establecía sus periodos de reinado como marco para contabilizar los años. Así, el año cristiano de 1700 se corresponde según el sistema tradicional chino con el año 38 de la era Kangxi, mientras que el año 1750 sería el año 15 de la era Qianlong. Incluso hoy en día, en Taiwán el año 2007 se designa en contextos formales como año 96 de la República. Este uso de las dinastías y sus emperadores para la propia datación de los años ha hecho imprescindible el dominio de la cronología dinástica en la tradición cultural china para adentrarse en el estudio de la historia.
El territorio que actualmente ocupa la República Popular China ha estado poblado desde hace miles de años. Se han encontrado restos de homínidos, que constituyen los antepasados más remotos del hombre. Así lo demuestran los restos hallados pertenecientes al hombre de Renzidong, el hombre de Yuanmou, el hombre de Nihewan, el hombre de Lantian, el hombre de Nankín o el hombre de Pekín. Posteriormente surgirían otras culturas, como el hombre de Dali, el hombre de Maba, el hombre de Fujian o el hombre de Dingcun.
El Homo sapiens hace su aparición unos 40.000 años atrás. Hace alrededor de unos 10.000 años se empieza a cultivar arroz en el río Yangtsé y poco después mijo en la provincia de Henan. En el VIII milenio a. C. las culturas de la zona del valle del río Amarillo se hicieron sedentarias. Un milenio después comenzaría la domesticación de animales.
Entre el VII y VI milenio a. C. surgen las primeras culturas neolíticas, Peilikan y Cishan, precursoras de la cultura de Yangshao, que se fusionaría con la Dawenkou y la Hongshan para dar lugar a la cultura de Longshan, que marca el comienzo de la unidad territorial y política de la llanura del Norte de China.
En el II milenio a. C., el pueblo de Hua-Hsia, cuyo nombre proviene de la montaña Hua (actualmente denominada Montaña Sung) y el río Hsia (actualmente denominado Río Han), fue el pueblo inventor de varios elementos de la civilización, como la ropa, la preparación de los alimentos, el matrimonio, y un sistema de gobierno, elevando el nivel cultural de China hasta la fundación de la nación Chung-Hua, asimilando varias tribus esparcidas al este de la Cordillera del Pamir por los valles de los ríos Hwang-ho, Huai, Yangtze, Amur, y Perla, conformando todos éstos pueblos el núcleo principal de la población china