¿Qué nos recomienda el Papa para ser TESTIGOS DE ESPERANZA en este tiempo de tanta fragilidad e incertidumbre?
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Respuesta:
Ante de la pandemia y sus consecuencias sociales, muchos corren el riesgo de perder la esperanza. En este tiempo de incertidumbre y de angustia, invito a todos a acoger el don de la esperanza que viene de Cristo. Él nos ayuda a navegar en las aguas turbulentas de la enfermedad, de la muerte y de la injusticia, que no tienen la última palabra sobre nuestro destino final.
La pandemia ha puesto de relieve y agravado problemas sociales, sobre todo la desigualdad. Algunos pueden trabajar desde casa, mientras que para muchos otros esto es imposible. Ciertos niños, a pesar de las dificultades, pueden seguir recibiendo una educación escolar, mientras que para muchísimos otros esta se ha interrumpido bruscamente. Algunas naciones poderosas pueden emitir moneda para afrontar la emergencia, mientras que para otras esto significaría hipotecar el futuro.
Estos síntomas de desigualdad revelan una enfermedad social; es un virus que viene de una economía enferma. Tenemos que decirlo sencillamente: la economía está enferma. Se ha enfermado. Es el fruto de un crecimiento económico injusto —esta es la enfermedad: el fruto de un crecimiento económico injusto— que prescinde de los valores humanos fundamentales. En el mundo de hoy, unos pocos muy ricos poseen más que todo el resto de la humanidad. Repito esto porque nos hará pensar: pocos muy ricos, un grupito, poseen más que todo el resto de la humanidad. Esto es estadística pura. ¡Es una injusticia que clama al cielo! Al mismo tiempo, este modelo económico es indiferente a los daños infligidos a la casa común. No cuida de la casa común.
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