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Hoy en día, tal como hemos estudiado en el colegio, el mapa está dividido en cinco continentes que, por cultura, idioma o cuestiones de territorio, se nos plantean muy diferentes entre sí.
De hecho, seguro que si piensas en Asia y Europa, es probable que se te ocurran más diferencias que semejanzas, incluso dentro del propio continente, pensando en los países árabes y en territorios más cercanos a nosotros. Pero ¿sabes que en el pasado parte de ambos continentes estuvieron unidos bajo la influencia romana? Seguro que recordarás aquellas lecciones en las que se estudiaba el Imperio romano como uno de los más prósperos que se recuerdan y que sentó las bases de la sociedad actual.
El florecimiento del Imperio romano se produjo con su progresiva expansión, ya que llegó a dominar todo el Mediterráneo. Durante su historia, el Imperio estuvo gobernado por cuatro grandes dinastías hasta que una gran crisis se apoderó del sistema de gobierno.
Cuando este emperador murió en el año 395 d. C., su herencia se repartió entre sus dos hijos. Así, uno se quedó el Imperio romano de Occidente y otro, el de Oriente. Esta división administrativa fue el inicio de la caída de todo el sistema, que se acentuó con la lucha de los bárbaros contra estos gobiernos. Burgundios, alanos, suevos y vándalos llegaron hasta Hispania y el norte de África reclamando un lugar en esos territorios. Por supuesto, las luchas no se hicieron esperar, hasta que los romanos redujeron su influencia solamente a Italia y el sur de Galia.
Además, en el año 402 los godos invadieron Italia, y los últimos recursos del que antaño fue un gran imperio tuvieron que trasladarse desde Roma, la que siempre había sido su capital, hasta Rávena. Por si quedaba alguna esperanza de resucitar el imperio, en el año 410 se produjo el saqueo de Roma, un episodio que hacía presagiar su caída, que finalmente se produjo en el 476, cuando el general bárbaro Odoacro depuso al último emperador romano, Rómulo Augústulo
Comenzó entonces una etapa de división de los territorios, que antes se encontraban al amparo de la sociedad romana, compartiendo cultura, política e incluso lengua. De hecho, seguro que te resulta complicado entender que lo que hoy consideramos Europa y Turquía, el norte de África, Israel, parte de Jordania y Siria, Líbano, el norte de Irak y el norte de Irán se encontraban unidos no hace tanto tiempo.
Hoy, consideramos que la caída del Imperio romano pone fin a la Edad Antigua y marca el inicio de la Edad Media, una época en la que las diferencias entre los territorios se fueron acentuando, las diferentes civilizaciones y religiones asentando y los territorios se fueron formando y encaminando hacia lo que hoy conocemos.
En este post hemos tratado de explicar que no hace tanto tiempo que europeos y asiáticos compartíamos costumbres, leyes y emperadores, bajo la influencia de un imperio que ha pasado a la historia por ser la cuna de muchas de nuestras costumbres y también de las de aquellos que un día fueron nuestros vecinos y que hoy nos parecen una cultura muy diferente.