Respuestas
Explicación:
Ya desde la antigüedad, el
hombre ha intentado explicar y
llegar a conocer aquello que le
rodea. Así, a lo largo de la historia,
ha habido diferentes teorías que
explicaban la existencia de las
estrellas.
En muchas civilizaciones, al
estar el cielo relacionado con lo
divino (en contraposición con la
tierra, lo humano), se asociaron los
cuerpos celestes con los dioses e
incluso se “inventaron” asociaciones
entre estrellas de forma que se
creasen dibujos en el firmamento, lo
que conocemos como
constelaciones.
Hoy en día se siguen utilizando las constelaciones a la hora de determinar el
lugar en que se encuentra una estrella a simple vista. Sin embargo, debemos tener
siempre presente que estos “dibujos” en el firmamento se hicieron sin tener en cuenta en
ningún momento la profundidad del espacio, fijándose únicamente en cómo se ve el
firmamento desde la tierra. Debido a ello, dos estrellas que en verdad están muy
distantes entre sí pueden pertenecer a una misma constelación si (al estar alineadas),
vistas desde la tierra parecen estar cerca la una de la otra.
En la antigüedad se pensaba que las estrellas eran “pequeñas lucecitas”
incrustadas en una cúpula que iba girando, y que no se movían las unas respecto de las
otras. A lo largo de la historia, fueron varios los modelos de universo que aceptaban esta
teoría.
Así por ejemplo, el astrónomo del siglo II d.C. Claudius Ptolomaeus, más
conocido como Ptolomeo propuso una teoría según la cual, el Sol, la Luna, los planetas
y las estrellas giraban alrededor de la tierra que se mantenía inmóvil en el centro del
universo. Según este modelo geocéntrico del universo, las órbitas que describen tanto
las estrellas, como el resto de cuerpos celestes, serían perfectamente circulares Aquí se
aprecia la influencia de una creencia que viene desde la época de Aristóteles, el cual
afirmó que, puesto que el cielo es perfecto, en él sólo pueden existir cuerpos y
movimientos perfectamente esféricos.
Pero los movimientos observados de las estrellas y los planetas no coincidían
con los que deberían verse si las órbitas fuesen perfectamente esféricas, sino que había