3. ¿Qué relación puedes identificar entre el desarrollo de la cartografia y los descubrimientos
geográficos de los siglos XV y XVI?
Respuestas
Respuesta:
En el último tercio del siglo XV, Europa conocía muy poco del resto del mundo; por Occidente se extendía el misterioso Océano Atlántico del que sólo recientemente se habían descubierto algunas islas. Sobre los fabulosos y ricos países de Oriente había vagas y confusas historias aportadas por mercaderes y clérigos. Los conceptos geográficos de Ptolomeo, cuyo sistema tenía a la tierra como centro del universo, eran los únicos aceptados por los cosmógrafos, filósofos y por la Iglesia. Esta situación se alteró en un espacio de tiempo increíblemente corto, y en menos de veinticinco años el mundo conocido por los europeos se ensanchó de una manera sorprendente.
RESPUESTA
por medio del dsarrollo de la cartografía las personas lograron descubrimientos geograficos
EXPLICACION
En el último tercio del siglo XV, Europa conocía muy poco del resto del mundo; por Occidente se extendía el misterioso Océano Atlántico del que sólo recientemente se habían descubierto algunas islas. Sobre los fabulosos y ricos países de Oriente había vagas y confusas historias aportadas por mercaderes y clérigos. Los conceptos geográficos de Ptolomeo, cuyo sistema tenía a la tierra como centro del universo, eran los únicos aceptados por los cosmógrafos, filósofos y por la Iglesia. Esta situación se alteró en un espacio de tiempo increíblemente corto, y en menos de veinticinco años el mundo conocido por los europeos se ensanchó de una manera sorprendente. En este tiempo de acelerados descubrimientos científicos, Copérnico dio a conocer su teoría del heliocentrismo, caracterizada por la simplicidad en la explicación de los fenómenos celestes y, debido a esto, y con bastantes reticencias al principio, la era de Ptolomeo y el geocentrismo empezó a declinar. Este período de la historia, que podemos denominar como la Edad de Oro de la geografía después del lapso de oscuridad del Medievo, comenzó con las primeras navegaciones de los portugueses y andaluces por las costas de África.
El arte de la navegación se había desarrollado eficazmente en el Mediterráneo por el método del rumbo y la distancia, es decir, manteniendo un rumbo establecido con ayuda de la brújula que medía el ángulo entre la proa de la embarcación y el norte magnético obtenido con la brújula y medido sobre una división del horizonte en 32 partes, vientos o rumbos. La distancia se calculaba a ojo y se medía en leguas marinas, que en España mantenían generalmente la proporción de 17,5 leguas, al grado. Cada legua se dividía en cuatro millas romanas. Además los accidentes costeros estaban siempre a la vista del marino, sirviéndole de indicación.
Se pasó así de navegar por el Mediterráneo, el Mare Nostrum de los romanos, y por el norte de Europa, sin perder de vista las costas y sus accidentes, a engolfarse en el Atlántico, sin referencias geográficas precisas ni antecedentes de otras navegaciones.
Pero en las navegaciones por el Atlántico se pudo comprobar que este método de navegación costera no era el apropiado para un mar abierto y desconocido donde era absolutamente necesario navegar largas distancias y largos periodos de tiempo sin avistar la costa. Por esta razón, a partir de mediados del siglo XV los navegantes portugueses comenzaron a observar las corrientes marinas y los diversos regímenes de los vientos, primeros pasos hacia el conocimiento de la geofísica de las grandes masas oceánicas; también se perfeccionó y progresó la técnica de la construcción lentamente al ideal de una práctica cada vez más segura.
Para estas nuevas circunstancias hubo que desarrollar otros elementos de navegación además de la brújula, como el astrolabio náutico, el cuadrante o la ballestilla que son instrumentos para tomar la altura del sol y determinar la latitud y la posición de la nave.
Los barcos a su vez fueron reformados para adaptarlos a las necesidades atlánticas, sustituyendo los remos por el timón, reformando las velas y elevando el bordo de los barcos; en suma, sustituyendo la galera clásica del mediterráneo por la carabela atlántica, la nao y el galeón.
Una nueva Cartografía
Así pues, el progreso geográfico fue posible gracias al desarrollo, a finales del siglo XV, de la ciencia y arte de navegar y a la invención de un método para determinar la latitud en alta mar por la observación de un cuerpo celeste con instrumentos construidos al efecto, lo que llevó a los marineros a adaptar el astrolabio terrestre, utilizado de antiguo por los astrónomos en mediciones en tierra firme, para que cumpliera la misma función en el mar.
La nueva navegación astronómica que recurría a observaciones de astros a bordo de las naves, implicó el desarrollo de una nueva cartografía con meridianos graduados e indicación de las latitudes.