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Cuando algunos autores, investigadores de la teoría de la mente, nos hacen observar la diferencia entre el error de comportarse "como si”, por ejemplo: veo un cinturón en el suelo y pienso que es una serpiente, por ejemplo. O confundo armario con canapé por no poseer la distinción conceptual relevante que los diferencia, estoy confundiendo un objeto con otro, no estoy realizando un acto de ficción, tampoco realizando un acto simbólcio. En ambos casos, confundo o me comporto como si algo fuese otra cosa porque percibo incorrectamente la situación (cinturón-serpiente) o bien porque no he aprendido la diferencia entre dos conceptos (armario-canapé).
Este doble conocimiento es lo que McCune-Nicolich, denominó doble representación.
Cuando nos equivocamos no distinguimos o no conocemos un objeto. Cuando jugamos ficticiamente reconocemos el objeto y lo deformamos para que se asimile a otro y sea realmente el otro en la mente. Es importante que el que finge sepa o conozca realmente la diferencia entre los objetos que está asimilando y transformando y el objeto real que es el que le proporciona la materia para la representación simbólica.
Esto quiere decir, que el que finge sabe que está fingiendo, hace un uso propio y deliberado e intencional de los objetos reales. Puedo jugar a que un cinturón es una serpiente y jugar a perseguir a alguien para asustarle. Estoy jugando ficticiamente.
Pero cuando cogemos una muñeca, que imita a un niño pequeño, y la lavamos y peinamos. O bien cuando cogemos un avión que imita o representa el avión real y jugamos a hacerle volar. O cogemos una cazuela de juguete y hacemos ver que cocinamos estamos exhibiendo una capacidad de reconocimiento convencional de los objetos, simplemente, nos dicen los autores que trabajan estos temas, estamos demostrando que conocemos el uso de esos objetos. Es un uso convencional, es un juego funcional, no una actividad o juego simbólico. Simplemente demostramos que conocemos el sentido social de esos objetos. El niño que hace volar un avión de juguete se comporta como si fuese un avión real, demuestra sus conocimientos sobre ese objeto, pero no es un acto ficticio, nos recuerdan los investigadores de la teoría de la mente, basándose en la propuesta piagetiana y en otras propuestas actuales del procesamiento de la información, de juego simbólico y juego ficticio.
Si hacemos ver que comemos de la cazuela y no hay comida, es un juego ficticio, juego simbólico. Cuando lavamos a un muñeco sin agua, sin esponja, sin jabón, es un juego simbólico, hacemos ver que lavamos a un muñeco.
Es importante señalar esta diferencia, podemos reconocer cantidad de actividades propuestas en educación infantil a las que llamamos actividades de juego simbólico, que realmente no lo son. La Educación infantil tiene objetivos educativos que deben lograrse mediante actividades, si las actividades no cumplen los requisitos que definen ese objetivo, entonces no estamos enseñando lo que queremos, aunque creamos que sí.
Que algunos materiales y juegos del mercado pongan que estimulan el juego simbólico (una capacidad importantísima en el desarrollo humano) es menos preocupante en el sentido educativo. Los niños juegan con ese material y desarrollan o ejercitan habilidades, pero desde luego no son evaluados. Es importante que se revisen algunos contenidos en Educación infantil y las actividades que realizamos para lograrlos pues no siempre esas actividades están trabajando los objetivos propuestos en los contenidos.