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"Su trabajo constante y su profesionalidad contribuyeron a lograr un ambiente grato y familiar en aquella etapa no exenta de dificultades", destaca la Prelatura.
Al inaugurarse en Madrid el primer centro de mujeres, en 1941, se trasladó a vivir allí, pero pronto tuvo que compatibilizar su dedicación con la atención a sus padres enfermos, a los que cuidó durante más de treinta años.
Lola Fisac colaboró en la evangelización católica que el Opus Dei ha llevado a cabo, haciéndose eco repetidas veces de unas palabras de Escrivá, escritas en los años 40: "Con sólo media docena de mujeres que sé que me seréis fieles, llenaremos el mundo de luces de Dios, de fuego divino. Tened fe en Dios, y un poco de fe en este pobre pecador".
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