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Respuesta:
El relato comienza con la descripción de una experiencia de vida que en su esencia nada tiene
de excepcional o sorprendente. Sin embargo, lo medular de la acción pasa casi desapercibido al
lector desprevenido, quien frecuentemente centra su atención en otros aspectos de la trama. El
original reza: «Every afternoon, as they were coming from school, the children used to go and play in the
Giant's garden». La versión que se ofrece reza: «Todas las tardes, al volver de la escuela, los chicos
iban a jugar en el jardín del Gigante».
Así, con tono cándido y despreocupado, se presenta al grupo de chicos que, al igual que tantos
otros, regresan a sus hogares después de haber cumplido con las exigencias de la escuela. Pero a
estos chicos los perfila un rasgo que los diferencia y singulariza a la vez. Son presa de la acentuada
seducción que en el humano ejercen las cosas bellas. Un espacio cercano a lo sobrenatural, símil del
Paraíso, los aparta de su camino cada tarde. Los atrae con un fuerte magnetismo al que se entregan
sin oponer resistencia. Como chicos que son, se detienen en aquel paraíso para dedicar parte de su
tiempo a una actividad creativa que causa placer tanto a grandes como a chicos: el juego. En reali-
dad, desde el inicio se destaca la idea del placer implícito en el acto de jugar. Se evitan posibles
asociaciones con el término game del idioma inglés.
El uso ha impuesto que semánticamente game connote juego regido por normas. Así lo expone
J. B. Pontalis en la «Introducción» de Realidad y juego de D. W. Winnicott. Alude allí a «la distinción
entre el juego estrictamente definido por las reglas que ordenan su curso (game) y aquel que se
desarrolla libremente (play)» (2003, p. 2).
No hay dudas de que a lo que se entregan estos chicos a diario es al acto de jugar libremente, al
play. El relato del narrador omnisciente incluye sólo una referencia, tangencial, al incluir «at their
games» en vez de «at play»:
Years went over, and the Giant grew very old and
feeble. He could not play about any more, so he sat in
a huge armchair, and watched the children at their
games, and admired his garden.
Pasaron los años y el Gigante se volvió viejo y
débil. Como ya no podía jugar más, se sentaba
en su enorme sillón y contemplaba a los chicos
que jugaban y admiraba su jardín.