• Asignatura: Historia
  • Autor: cinthia241023
  • hace 4 años

nombres de las danzas populares dominicana



Yoongiteamo166: das coronita

Respuestas

Respuesta dada por: Yoongiteamo166
3

Explicación:

Bailes típicos de República Dominicana que deberías conocer

El merengue

El perico ripiao

La bachata

La salsa y el son

espero que te sirva me das corona plise

Respuesta dada por: suka2204
1

Respuesta:

El merengue, la mangulina, el carabiné, el pri-prí, entre otros ritmos se denominan danzas tradicionales o folklóricas. Otras danzas, como el son, la bachata, el bolero, y otros ritmos más recientes, son erróneamente llamadas danzas populares, separadas de las danzas tradicionales y no incluidas en los repertorios de los ballets folklóricos, lo cual constituye una frontera y discontinuidad danzaría. La danza no tiene temporalidad, todas son danzas nacionales, como tampoco hay ritmos exclusivos de un lugar, la cultura no tiene propietarios, si a los puertorriqueños les gusta el merengue, también es de ellos, al final la originalidad, su procedencia y apropiación, se impone.

Explicación:

Hoy muchas de estas danzas tradicionales están en peligro de desaparición, sin embargo, sigue habiendo danza, nuevas cadencias y nuevos movimientos, porque la danza, como todo hecho cultural, es diacrónico y sincrónico, es decir constante y cambiante.

Sacralidad y secularidad en la danza dominicana

En nuestro concierto de danzas nacionales, las hay que pertenecen a la dimensión sagrada y otras al mundo secular y del divertimento. En algunos casos, se dan la confluencia entre lo sagrado y lo secular como en los atabales que pueden ser bailados en celebraciones sagradas o festividades como las Fiestas Patronales.

Esencialmente nuestras danzas son seculares, no obstante, el perfil afroamericano de nuestra base rítmica, y la presencia de una esclavitud formal durante más de tres siglos acompañada de prohibiciones y normativas de censura de la cultura de origen africana, como el Código negro Carolino de 1789, acomodaron muchas músicas y ambientes festivos con la religiosidad popular donde han surgido danzas específicas, además de los palos: los congos, la zarandunga, el gagá, el balsié o palo echao, y la comarca liborista en San Juan de la Maguana, entre otros.

Sacralidad y secularidad son cartas de un mismo juego en nuestra cosmogonía y resulta a veces imposible separarlas. Por eso, en determinadas celebraciones religiosas como la de los congos, suelen presentarse, además de los grupos tradicionales de ellos, otros ritmos no sagrados como el pr-prí, el perico ripiao, la bachata y otras manifestaciones rítmicas seculares, obviamente, como parte de una cosmogonía que no separa lo secular de lo sagrado, de procedencia africana.

El Carabiné es una danza y un ritmo con más de 100 años de existencia en gran parte de la región sur y que en un momento sufrió una decadencia marcada en sus presentaciones y apariciones en la región sur de donde es oriundo. Hoy lo encontramos mutado a través de celebraciones de vudú, perdiendo su marco secular. Su danza es más rápida que antaño y sus pasos con ciertas modificaciones a la elegancia corporal y gestual de sus inicios, pero al menos sigue vivo, aunque con mucha metamorfosis.

Danza y espiritualidad es un código obligatorio para escuelas de danzas, bailarines, clásicos, modernos o tradicionales necesario para entender la base mimética de nuestras danzas nacionales, esto debido a que las expresiones particularmente identitarias de nuestras danzas provienen de las danzas sagradas: gestualidad, corporeidad, movimientos, pasos y figuras…quizás las seculares se permiten más libertad individual de expresión, pues en el contexto sagrado, se respetan normativas y aprendizajes sociales culturalmente heredados y codificados.

Las esencialidades de nuestras danzas podrían ser encontradas en las sagradas, sin omitir que otras danzas también antiguas nuestras, poseen un arquetipo sociocultural e histórico fundacional, como el merengue.

Ahora bien, las danzas nacionales aparecidas en el siglo XIX, no surgieron de la nada, estas fueron precedidas de bases corpóreas y rítmicas ancestrales que fueron sufriendo trasformaciones y sirvieron al fin y al cabo como esencia a los movimientos danzarios aparecidos en la vida republicana nuestra, constituyendo la ontogénesis de la danza dominicana

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