Respuestas
Respuesta:
si
Explicación:
una mujer palestina del campamento de refugiados Bureij, unos de los más pobres y hacinados ubicado en el centro de la Franja de Gaza, había sido víctima de maltratos físicos y verbales por parte de su marido durante mucho tiempo. Con la pandemia, la situación se agravó y el abuso se convirtió en algo cotidiano.
"A veces siento que todo esto es una pesadilla y que tarde o temprano me despertaré, pero la pesadilla nunca termina y no sé cuánto tiempo más podré aguantar", dijo al Fondo de Población de las Naciones Unidas.
Oleksandra* cuenta que cree que la guerra silenciosa que su exmarido estaba librando con ella, se intensificó durante la cuarentena. Ambos vivían en el mismo piso con sus dos hijos en Kiev, Ucrania, y Oleksandra sentía que no tenía escapatoria. Le daba miedo pedir ayudar, porque sabía que él podría espiar sus llamadas.
T.C. y Oleksandra se encuentran entre los cientos de millones de víctimas de la violencia contra las mujeres y las niñas, que se ha intensificado desde el brote de COVID-19.
Como nos cuenta ONU Mujeres en este artículo, incluso antes de que existiera el COVID-19, la violencia doméstica ya era una de las violaciones de los derechos humanos más flagrantes. En los últimos 12 meses, 243 millones de mujeres y niñas (de edades entre 15 y 49 años) de todo el mundo han sufrido violencia sexual o física por parte de un compañero sentimental. Y, con el avance de la pandemia del COVID-19, es probable que esta cifra crezca con múltiples efectos en el bienestar de las mujeres, su salud sexual y reproductiva, su salud mental y su capacidad de liderar la recuperación de nuestras sociedades y economías, y de participar en ella.