Respuestas
Explicación:
La característica más acusada del periodo que ahora nos ocupa es el logro de la
estabilidad política después de reiteradas crisis. Entre 1821 y 1853 hallamos cinco
constituciones vigentes, un emperador efímero y más de treinta personas que asumieron el
poder ejecutivo. De 1853 al fin de nuestro periodo, encontramos unas bases administrativas
de orden dictatorial, una constitución republicana liberal (la de 1857) y un estatuto imperial
de corta vigencia, de 1865 a principios de 1867; ocho presidentes, cinco de los cuales
fincaron su autoridad en la Constitución de 1857, y un emperador que expidió el estatuto
apoyado por fuerzas extranjeras y las mexicanas de la reacción conservadora, que había
sido derrotada en 1860. Pero lo más notable es que la Constitución liberal de 1857 estaría
vigente hasta bien entrado el siglo XX y que de los cinco presidentes que basaron su
autoridad en ella, cuatro terminaron el periodo para el que fueron electos y, de éstos, dos
(Benito Juárez y Porfirio Díaz), no sólo eso, pues alegando necesidades de orden político-
institucional o reformas constitucionales, se mantuvieron en el poder por largo tiempo.
Esa relativa estabilidad correspondió a progresos materiales que se fueron haciendo
evidentes a medida que transcurría el tiempo. Pese a bajas y mermas coyunturales, la
población pasó de 8 a 9.5 millones de habitantes en los años que nos ocupan y rebasó los
12 a finales del siglo XIX; la economía creció y las vías de comunicación se modernizaron y
ampliaron notablemente con el desarrollo del telégrafo y del ferrocarril, uniendo ciudades,
puertos y la frontera del norte con el interior del país, al tiempo que la navegación hacia lo
suyo en el comercio trasatlántico, permitiendo la circulación de mayores y más variados
artículos.
Sin embargo, debido a la persistencia y a la acentuación de diferencias sociales,
económicas y regionales, la cuestión clave para la estabilidad política siguió siendo la
conocida en épocas anteriores: ¿cómo consolidar un gobierno efectivo sin detrimento
de la democracia y del respeto a los derechos del gobernado? Era el viejo dilema entre
La constitución y la dictadura̶como llamó Emilio Rabasa a su célebre estudio sobre la
organización política de México, publicado en 1912