si me ases un resumen te doy una corona
Las personas somos fundamentalmente seres sociales que buscamos y necesitamos vínculos afectivos.
Afortunadamente, la vida no es sólo lucha. Aunque quieran hacérnoslo creer. El modelo cultural y productivo liberal se funda en la competencia. Hemos degradado y olvidado otros valores: la empatía, la correspondencia y la solidaridad también son importantes. Este tipo de funciones quedaron relegadas al ámbito privado. A la familia y la pequeña comunidad. Y por tradición, ocupación de las mujeres.
En occidente, impera la ética de la justicia. Una moral fundada en principios públicos, leyes, normas y costumbres. Lo que está bien y mal, lo permitido y lo prohibido; está escrito en las tablas y es para todos igual. El delito se pena al margen de las circunstancias particulares. Por su origen patriarcal y violento, este orden social todavía perjudica a las mujeres, las minorías étnicas, la infancia, los ancianos y personas dependientes. En muchos casos, ciudadanía de segunda clase con derechos recortados y obligaciones desmesuradas. ¿Quién conserva los privilegios? ¿Qué intereses mueven?
La RAE utiliza tres sinónimos para fijar el significado del verbo “cuidar”: asistir, guardar y conservar. Los tres en desuso y escasa consideración.
Asiste quien ayuda y auxilia a otro en la consecución de sus fines y metas. Una sociedad basada en la competencia, que premia el protagonismo egoísta, no promueve este tipo de servicio. Lidiamos en todos los ámbitos de la vida: en el mercado, la política, la escuela e incluso en el amor. Y nos gusta sentirnos el centro de atención. Llevar la batuta, la voz de mando y el papel principal. ¿Quién se conforma hoy con un segundo plano? Sólo los perdedores.
Guarda quien ahorra en previsión. Pero, nuestra sociedad premia el derroche, el gasto irracional y desmedido. Para mantener el crecimiento económico es necesario comprar. Incluso adquirir de modo compulsivo los bienes y servicios que no necesitamos. Caprichos, lujos. Y quien mantuvo dinero y poder, la clase política y financiera, lo dilapidó, malversó y hurtó con alegría e impunidad metiéndonos a todos en estrecheces. Porque guardar no mola. Triunfa el despilfarro.
Y conserva quien atiende la vida y la mantiene sin daño. Costumbre abandonada, especialmente en relación a las personas que son diferentes, pobres o mansas. Esta es la lógica del capital. La plusvalía. Un sistema antropófago que se alimenta de la sangre del prójimo: las guerras del gas y del petróleo. Sin contar la nula consideración que ofrecemos al medio ambiente, las plantas y los animales: de los que sacamos un provecho injusto e insostenible.
Las tareas de cuidado no son más propias de mujeres o varones. Son patrimonio de la humanidad. Pero, mayormente, han sido cumplidas por ellas en su papel de abnegadas esposas y madres. Esta subordinación se ha justificado de múltiples maneras: cultura, religión y biología presentan argumentos esencialistas concurrentes. Todos falsos. Pero, es cierto que hoy el modelo femenino tradicional pierde terreno debido al éxito y la extensión de los estándares simbólicos masculinos de relación y producción. Y nuestra sociedad es cada vez más agresiva, vociferante, hostil y descuidada.
El cuidado no se paga con dinero. Amor con amor se paga, dice el viejo refrán castellano. Las personas que necesitan cuidado no pueden satisfacer su necesidad en un sistema de servicios mercadeados, donde el precio aumenta constantemente por causa de la avaricia del concesionario. La sanidad, la educación, los servicios sociales y comunitarios no producen lucro. Deberían producir placer, bienestar y sosiego moral. Suficiente recompensa.
El cuidado representa el más alto valor común. En los tiempos difíciles que estamos viviendo, sólo una poderosa ética del cuidado permitirá a la humanidad evitar o solventar profundas crisis y convulsiones sociales.
Mejor nos iría si fuésemos capaces de cuidar más: asistir, guardar y conservar. Empezando por uno mismo. Y sigue la relación cortés y justa con nuestros compañeros/as de viaje y semejantes. Sembrar para recibir después. Porque la humanidad está biológicamente predispuesta al cuidado. Es una estrategia evolutiva que ha permitido nuestra supervivencia y extensión. Y al cuidar encontramos un gozo sencillo y natural. Pero este modismo
, esta forma actual de convivir, tan dura y violenta, nos niega el placer del cuidado y nos priva de la felicidad. Cuidar es, sin duda, una obligación moral. También, una eficaz y pacífica fórmula de emancipación. Cuidar, nunca fue tan oportuno y necesario. Ignorar esta realidad es reducir y mutilar nuestra capacidad de desarrollo personal.
Respuestas
Respuesta:
Que hermoso texti
Explicación:
Las personas somos fundamentalmente seres sociales que buscamos y necesitamos vínculos afectivos.El modelo cultural y productivo liberal se funda en la competencia.
valores como:la empatía, la correspondencia y la solidaridad también son importantes.En occidente, impera la ética de la justicia El delito se pena al margen de las circunstancias particulares. Por su origen patriarcal y violento
La RAE utiliza tres sinónimos para fijar el significado del verbo “cuidar”: asistir, guardar y conservar. Los tres en desuso y escasa consideración.
Una sociedad basada en la competencia, que premia el protagonismo egoísta, no promueve este tipo de servicio. Lidiamos en todos los ámbitos de la vida nos gusta sentirnos el centro de atención.
nuestra sociedad premia el derroche, el gasto irracional y desmedido.
Un sistema antropófago que se alimenta de la sangre del prójimo: las guerras del gas y del petróleo.
Pero, mayormente, han sido cumplidas por ellas en su papel de abnegadas esposas y madres. Esta subordinación se ha justificado de múltiples maneras: cultura, religión y biología presentan argumentos esencialistas concurrentes. Todos falsos. Pero, es cierto que hoy el modelo femenino tradicional pierde terreno debido al éxito y la extensión de los estándares simbólicos masculinos de relación y producción. Y nuestra sociedad es cada vez más agresiva,
El cuidado no se paga con dinero. Amor con amor se paga,
El cuidado representa el más alto valor común. En los tiempos difíciles que estamos viviendo
esta forma actual de convivir, tan dura y violenta, nos niega el placer del cuidado y nos priva de la felicidad. Cuidar es, sin duda, una obligación moral.