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Respuesta:
De los muchos oficios que ejerció Manuel en su juventud, quizás sea el de arriero1 del que guarda un mejor recuerdo. Se levantaba muy tempranito, a las cinco de la madrugada, y antes de despuntar el día ya estaba con sus tres mulas en el remate2 de monte o de carbón, dispuesto a cargarlas y regresar al pueblo. Hace algún tiempo, me contó que Andrés y Donato eran por aquel entonces en el pueblo los intermediarios del carbón y de las varas para los tomateros, y siempre le estaban reprochando que si primero atendía a uno que al otro, cuando la verdad era que él se rompía la cabeza tratando de satisfacerlos de la mejor manera que podía y sabía. Por esta razón, muchas veces hacía viajes en los que unas mulas traían varas y otras carbón, o viceversa, con el fin de contentar a ambos.
Explicación:
Me hizo observar que él nunca cargaba a ninguna con más de 2 fejes de varas o 3 sacos de carbón, pues éstas constituían su principal medio de trabajo y no quería arriesgarse a que alguna, por exceso de carga, se le mancase.