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Había una vez tres jóvenes que emprendieron juntos un largo viaje. Una noche, llegaron a una pequeña ciudad y decidieron quedarse a dormir en una agradable y acogedora posada. Los jóvenes confiaron a la posadera una bolsa que contenía todo su dinero. Uno de ellos, en presencia de otros dos, advirtió a la mujer:
-Esta bolsa usted nos la devolverá a los tres juntos. Nunca a uno de nosotros por separado, ¿de acuerdo?
La mujer asintió y guardó la bolsa en un lugar seguro.
Algo más tarde, cansados del largo recorrido que habían cubierto ese día, los tres amigos pidieron a la posadera que les preparara lo necesario para tomar un baño. La mujer lo dispuso todo al instante: toallas para los tres, jabón, esponjas... Pero se olvidó de ponerles un peine.
Los jóvenes se dieron el merecido baño. Al poco rato, mientras se vestían, observaron que no había peine. Entonces, uno de los tres jóvenes salió en busca de la posadera. Una vez junto a ella, el joven, en vez de pedirle el peine, le pidió el dinero.
Esta mujer no tendrá inconveniente en pagarles entonces la deuda.
Y según se cuenta, los dos muchachos todavía están buscando a su avispado compañero.