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Respuesta:
El amar es el verbo del sustantivo Amor. Es la acción del amor. Una acción que
se divide en dos grandes momentos complementarios. Un momento pasivo y,
posteriormente, uno activo. El primero es designado tradicionalmente como un
evento más irracional e animal: en-amorarse. Un momento en donde el alma (psyché),
al parecer padece (pathos) una misteriosa atracción hacia un ser definido. El segundo,
que según nuestro análisis tiene un carácter más racional y humano, lo designaremos
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como estar en amancia con el otro. Pues se constituye por tener en sí ese primer
momento de en-amoramiento, además de haer una análisis sostenido y, un poco más
acabado acerca de quién es el otro-amado con quien me interesa co-estar y entregarle
bienes. No sólo es recibir sino también donar...donar sin interés.
La relación entre estos dos momentos es de relevo, pues la amancia no es ya
enamoramiento, pero implica, tiene de suyo a este último como núcleo. Tal como una
manzana que, a pesar de ser fruto maduro, contiene en sí la semilla que la originó.
Lo que intentaremos fundamentar en este trabajo es que el amor erótico (eros)
es el tipo de relación ética que de mejor modo puede mantener el sentido
intersubjetivo entre dos personas únicas y distintas. Esto en el primer momento
(enamoramiento) gracias a la hospitalidad con que los amantes se aceptan en sus
vidas y luego, en el segundo momento (amancia), gracias al tolerancia y respeto que
se debe generar para mantener esta interrelación humana.
De este modo, el amor se convierte en una relación ética en que los amados se
mueven en función del otro que tiene el rol de motivador y receptor de los bienes (y
quizás también de males) producidos por ellos. Los amantes actúan como
generadores de dones y también como fines en si mismos, pues su ser es el que
impulsa el actuar del otro. Aquí es donde entra la reciprocidad, pues tanto ambos
quieren mantener el bienestar del otro. Ya que si no fuera así, el amor no sería tal, se
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perdería la relación ética, pensando en que lo ético implica un otro, al que debo tener
en cuenta al actuar y especialmente los límites que determinan su persona.
Un „amor‟ que no cumple esa premisa ética de reciprocidad entre los amantes,
sólo puede ser denominado lujuria, pues los bienes no tienen un receptor externo,
ajeno, sino sólo uno interno. Y es importante este „sólo‟ pues nos sirve para explicar
que el amor erótico que se describe, evidentemente conlleva bienestar y felicidad para
los amantes, obstante no como fin último de la acción ya que sería lujurioso y egoísta,
mas sí como benevolencia por el amado conmigo, dando un bienestar que se causado
por mi entrega al otro.
Explicación: