1. Cuáles son los principales desafíos y aspectos de la discriminación racial en estos tiempos de pandemia en el mundo país región hoy en día y como trabajara usted para enfrentarlos.
Respuestas
Respuesta:
Las mujeres afrodescendientes en la Región ALC, aporte de la Red de Mujeres
Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora.
Las mujeres afrodescendientes enfrentamos racismo
El racismo, reafirma el sexismo e incorpora en su seno las diferencias sexuales
y la superioridad de los hombres sobre las mujeres como una característica
inherente y constitutiva de esa ideología.
Una acertada comprensión de la forma en que inter actúan el sexismo y el
racismo sobre las condiciones de vida de las mujeres afro descendientes solo
es posible a partir de la comprensión de las implicaciones económicas del
modelo de desarrollo implícita y explícitamente sexista y racista, que posee
mecanismos que han ido sofisticando con el tiempo, para excluir mayorías
negras e indígenas.
La visibilización del racismo en las sociedades latinoamericanas y caribeñas ha
sido la ardua tarea que han tenido que asumir las organizaciones de mujeres
afrodescendientes. La ideología del mestizaje el racismo se asocia a
experiencias ligadas al apartheid y segregacionismo.
Las afrodescendientes han demostrado los afectos del racismo para las
mujeres en las políticas públicas; en el carácter racial de la violencia hacia las
mujeres desde demostrar la imagen estereotipada de sus cuerpos en los
medios de comunicación donde aparecen híper erotizadas o en roles sexuados
como sirvientas, hasta la violencia cotidiana en el ámbito público hecho por los
aparatos policiales.
En el plano de la salud han señalado enfermedades propias de la población
afrodescendiente consecuencia de la situación de pobreza, han denunciado la
esterilización forzada que han hecho los estados y gobiernos cuyas víctimas
fundamentales han sido las afrodescendientes e indígenas pobres, han
enfatizado los análisis de división racial y sexual del trabajo que las ubica en
esferas laborales menos pagadas y menos valoradas como el trabajo
doméstico, zonas francas y el trabajo informal, trabajos que han sido una
continuidad de la esclavitud, hoy con carácter modernizante pero con sus
mismas lógicas discriminatorias que en épocas de la colonización. Hemos
denunciado los mecanismos de selección en el mercado de trabajo y la
utilización del criterio de “buena presencia” como un mecanismo que mantiene
las desigualdades tanto con los hombres como con las mujeres no negras.
La violencia racial estructural afecta a la gran mayoría de la población
afrodescendiente y se manifiesta en desplazamientos forzados, criminalización
de jóvenes, genocidio hacia las niñas, trata y tráfico de mujeres jóvenes,
negación del derecho a la inscripción e identidad jurídica, violencia contra las
mujeres y sobrerrepresentación de jóvenes en el sistema penitenciario. Las mujeres afrodescendientes denunciamos que enfrentamos una doble
discriminación, por ser mujer y por ser afrodescendientes.
Durante mucho tiempo la población afrodescendiente de América Latina y El
Caribe ha sido invisibilizada en términos de información, datos cuantitativos y
cualitativos lo que repercute en la ausencia de políticas públicas que
favorezcan sus intereses.
La situación de las mujeres es aún peor, ya que, por las desigualdades de
género que caracterizan la sociedad patriarcal, éstas han sido colocadas en
situación de subordinación y discriminación, engrosando los grupos de
poblaciones pobres con poco o ningún acceso a los servicios básicos, de salud
y educación, el acceso a los recursos productivos, la tierra, el crédito, vivienda,
a lo que se suma el hecho de ser negras, lo que genera mayor discriminación y
las coloca en condiciones de vulnerabilidad.
Las mujeres afrodescendientes han sido víctimas de las causas históricas que
han determinado la pobreza como condición derivada del racismo y la
desigualdad socioeconómica que caracteriza la región latinoamericana y
caribeña, con una distribución de la riqueza inequitativa que revela un irrespeto
a los derechos humanos fundamentales de las poblaciones afrodescendientes
y particularmente de las mujeres.
Esta situación se refleja, no sólo, en las condiciones materiales de vida de
estos grupos poblacionales, sino también, en la falta de acceso al empleo, a
servicios de salud de calidad, a las dificultades que enfrentan para obtener una
educación adecuada,
a la invisibilidad en los espacios de toma de decisión y a los obstáculos que
deben enfrentar en sus intentos de tener una participación política activa y
efectiva. La exclusión de los y las afrodescendientes de la participación y del
acceso a oportunidades es fundamental para comprender las dimensiones
materiales y no materiales de la inequidad y de la pobreza.
No obstante la carga redoblada que deben sobrellevar las mujeres
afrodescendientes, su contribución a la economía a través del trabajo no
remunerado doméstico y de cuidado, de sostenimiento de la vida familiar ha
sido totalmente invisible para los hacedores de políticas y para ser considerado
en las Cuentas Nacionales de los Estados.