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Respuesta:Cuando ese deber (que no es otro que el respeto a los derechos de los demás) no se cumple, aparecen las leyes para obligar su cumplimiento. «Será siempre obligación de la Guardia Civil perseguir y capturar a todos los infractores de las leyes» y la Guardia Civil, por sus muchas actividades, cada día más. Está en todas partes, aunque nadie la pueda ver, especialmente por parte de aquellos que están al otro lado de la ley. Porque los otros la veneran y se lo demuestran en los desfiles militares dejando para ellos los mejores aplausos, arrojándole al paso marcial de sus unidades, éstas con aromas de jara y tomillo, pétalos de rosas para paliar el cansancio de sus pies.
Creada en 1844 con la misión básica de velar por las personas y sus propiedades en los caminos, campos y despoblados y «para dedicarse a la guardería rural en las provincias, cesando en las mismas todos los cuerpos e individuos destinados a esas actividades». Pronto su eficacia la hizo acreedora a que le fueran encomendando otros cometidos, como el de la vigilancia de las costas y las fronteras, en principio con jefes y oficiales del Ejército (con perjuicio de sus escalafones) y de las carreteras, aunque con la creación ahora de su unidad de Tráfico.
Siguen encargados de la conducción de presos y de su vigilancia en las cárceles, aunque alguna de éstas, por la expansión urbana, estén situados hoy dentro de las poblaciones. Se les ha dotado de patrulleras. Con ellas, el salvamento de náufragos también es de su competencia, como el auxilio a los emigrantes que llegan a Canarias esencialmente. Sus unidades de Montaña, a veces auxiliadas por la Unidad de Helicópteros, ayudan al salvamento de montañeros y esquiadores, en la que también colaboran los perros adiestrados por ellos mismos.
Tampoco dejan su tradicional vigilancia sobre caza, pesca e incendios forestales. Además hoy han llegado a descubrir el dopaje de los ciclistas y hasta la falsificación internacional de tarjetas de crédito iniciada en Cáceres, una Comandancia eminentemente rural, con la 'Operación Ala an-cha', así como un largo etcétera.
Todo ese cúmulo de actividades no le ha sido compensado con prebendas en la misma proporción. Más bien algunas de las que disfrutaba (como cobrar un 50% más por «su servicio especial» y gozar sus clases de tropa de la consideración de suboficial) le fueron eliminadas nada más terminar nuestra guerra civil. Y al crearse las policías autónomas las dotaron con sueldos superiores a los suyos en 50.000 pesetas mensuales.
Eso sí, se han ganado a pulso el título de Benemérita, que ostentan con orgullo, porq
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