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La migración humana se refiere a los procesos de migración de los seres humanos, forzada o voluntaria, consistente en el cambio permanente o semipermanente de la ciudad, región o país de residencia.[1][2] Si bien la actual migración suele ser un acto individual o limitado a pequeños grupos, habitualmente forma parte de desplazamientos masivos de población llamados corrientes migratorias. Los seres humanos han migrado desde los orígenes mismos de la humanidad, partiendo desde un pequeño punto ubicado en África hasta poblar todos los continentes y rincones del planeta. En términos prácticos todas las personas son migrantes o descendientes de migrantes.[3]
Mapa de migración neta (inmigración menos emigración) de los países en los años 2015 - 2020
Las grandes migraciones humanas están relacionadas con fenómenos como el hambre, el desempleo, las guerras, las persecuciones políticas, étnicas religiosas, los cambios y catástrofes climáticas, la trata de personas, la decadencia o auge de ciertas regiones, etc. Más recientemente ha aparecido la migración por causas turísticas.[4]
En la actual etapa de globalización, la alta movilidad de los capitales y los avances en los medios de transporte, trabajo y comunicación, han impulsado los procesos migratorios. A la vez y paradójicamente, las políticas migratorias restrictivas y las manifestaciones de xenofobia, unidas a la documentación masiva de la identidad de las personas y los medios tecnológicos de control de las fronteras, han buscado limitar los procesos migratorios, dando origen al fenómeno social de las llamadas "personas ilegales", o «sin papeles».[5]
A partir de la consolidación de los estados nacionales (inicios de la Edad Moderna) se distinguen las migraciones internas de las migraciones internacionales. Las migraciones internas han estado y siguen estando vinculadas a los procesos de mecanización agrícola y el consiguiente desplazamiento de la población campesina hacia las ciudades, originando el fenómeno de la urbanización. Las migraciones internacionales plantean retos que Naciones Unidas insta a solucionar en el marco de los derechos humanos, la igualdad y la sostenibilidad.[6]
La búsqueda de mejores condiciones de vida y de trabajo, el mercado mundial del trabajo, las desigualdades económicas, sociales y demográficas persistentes, las violaciones de los derechos humanos, los cambios ambientales así como los conflictos y la violencia son impulsores de la migración. Cerca de 214 millones de personas, vale decir, el 3 % de la población mundial, de las cuales prácticamente la mitad son mujeres, viven fuera de su país de origen. La migración forma parte integral del proceso de desarrollo. La migración Sur-Sur es casi tan frecuente como la migración Sur-Norte y es probable que aumente en el futuro próximo.
Naciones Unidas - 2013.[7]
Por otra parte, la migración enfrenta también obstáculos o facilidades que se encuentran determinados por factores propios de cada país emisor o expulsor de migrantes. Usualmente este control está dirigido desde las políticas que cada oficina de migración postula. Esto se hace con la finalidad de llevar un registro de la permanencia de cada extranjero o nacional con calidad de migrante.[8]
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha propuesto que en los procesos se ponen en juego cuatro libertades y sus correspondientes derechos: el derecho a no emigrar, el derecho a emigrar, el derecho a inmigrar y el derecho a volver [5].