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¡Nos quedamos sin sapos!
El jambato negro no ha sido avistado desde 1988.
La especie puede ser comparada con una célula, una civilización, una religión, un planeta o una estrella: todos tienen un origen, se desarrollan hasta alcanzar un momento de esplendor, luego pierden fuerza y finalmente mueren. Este es un proceso natural; a lo largo del tiempo se han producido cientos de miles de extinciones, algunas masivas, como la de invertebrados marinos durante el período pérmico o la de la mayoría de dinosaurios en el cretaceo . Las especies que sobrevivimos actualmente apenas somos alrededor del 5% de todas las que han existido en la historia de nuestro planeta.
Si la desaparición de especies es un fenómeno tan común, ¿para que preocuparnos? ¿Por qué tanto lío con las extinciones actuales? Según estudios paleontológicos, la vida de una especie varía entre los 5 y 10 millones de años, y la tasa de extinción promedio ha sido de alrededor de una especie cada año. Esto parece ser lo normal; sin embargo, desde hace unos pocos siglos, coincidiendo con la gran expansión del hombre , el número de especies que desaparecen de la Tierra ha aumentado considerablemente. Tanto así, que sabemos que en los últimos 400 años se han reportado 611 especies desaparecidas. Este número es muy conservador, proviene únicamente de grupos conocidos como aves y mamíferos. ¿Cuántas plantas han desaparecido en realidad? ¿Cuántos insectos? Es imposible saberlo . Aún así, la Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza ya ha identificado a 117 especies de nuestro país que están amenazadas con la desaparición. Desde esta visión general, vamos ahora hacia un grupo en especial: los anfibios. Estos animales fueron los primeros vertebrados en conquistar la tierra firme hace más de 350 millones de años y, aunque nos son poco familiares , su papel ecológico en los bosques de los trópicos y subtrópicos es muy importante, ya sea como presa de serpientes, aves o pequeños mamíferos, o como comedor de insectos. Sin embargo, parece que los primeros en llegar a la tierra serán los primeros en irse. Algunos ejemplos dicen todo el sapo dorado, Bufo periglenes, habitaba un pequeño bosque nublado de Costa Rica. Los machos eran de color naranja brillante y las hembras eran oscuras y poco vistosas. Los sapos dorados vivían enterrados durante la época seca, «