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La Covid-19, que llegó a nuestros países centroamericanos en el mes de marzo, ha generado una crisis profunda no solo en el campo de la salud, sino también económica y social que ha planteado a todos los gobiernos, sin excepción, enormes desafíos y grandes lecciones, siendo una de ellas la necesidad de elevar la relación y la comunicación permanente entre la ciencia y la política pública.
La grave situación actual, resalta la importancia de la evidencia científica y la información sólida para la toma de decisiones y el diseño de políticas públicas. Sin embargo, la gestión de la pandemia lo que está mostrando es la débil relación y las constantes fricciones que existen en nuestros países entre ciencia y política pública. El diálogo entre científicos y gobernantes, salvo algunas excepciones, no funciona en nuestros países.
El resultado es con frecuencia decisiones políticas equivocadas y políticas públicas que no resuelven los problemas, lo que tiene un impacto directo en la ciudadanía y la sociedad.
Ha hecho falta una Covid-19 para comprender que el desarrollo de la ciencia es clave y que el asesoramiento científico al gobierno es crucial. Políticos y gobernantes deben aprender a confiar en los científicos y académicos, incorporándolos a los espacios donde se toman las decisiones y éstos deben aprender a influir en la política pública, comunicando eficazmente.
Acercar el método científico a los gobiernos es clave para que conozcan las limitaciones de la ciencia, evalúen la credibilidad de las evidencias cuando tomen decisiones y no esperen respuestas a preguntas que la ciencia todavía no puede contestar.
Ahora bien, el asesoramiento científico no debe ser un diálogo exclusivo de élites políticas y científicas. Todo lo contrario, debe servir para conectar a la ciudadanía con el conocimiento científico y, especialmente, con el funcionamiento de las instituciones democráticas.
Para ello, es necesario utilizar formatos abiertos y diversos que involucren tanto a los ciudadanos como a los científicos y políticos. Asimismo, los informes científicos deben ser accesibles a cualquier persona o institución, académica o no, para que pueda consultarlos, revisarlos y complementarlos.