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Respuesta:Amigos, a mí me gusta mucho conversar con los que piensan diferente a mí; porque siempre aprendo y siempre visualizo la realidad desde la perspectiva de mis interlocutores, atreviéndome a confrontar lo que soy, lo que creo y lo que pienso; con lo que los demás son, creen y piensan.
Esa actitud la he conseguido con el tiempo, porque asumo que cuando vivía más sujeto a “leyes religiosas” era más intransigente. Pero en los últimos tiempos, cuando he tratado de vivir más envuelto en una “mejor espiritualidad”, siento que soy más libre para discernir, disentir y aceptar.
Tal vez, leyendo, escuchando y dejándome cuestionar; es como he ido descubriendo, poco a poco, mi identidad cristiana y socio política, incluyendo las exigencias éticas de mi fe católica.
He superado mis temores a manifestarme acompañando al pueblo en sus luchas justas, sin perder mi convencimiento de que “soy de la Iglesia”.
Considero que en estos tiempos tan difíciles, la sociedad civil necesita de muchos católicos bien formados espiritual y humanamente, cuya presencia sea menos discreta y más activa.
Quiero confesarles que mi director espiritual me ha puesto como tarea reciente, leer los documentos de la Iglesia y en eso estoy actualmente.
Esta noche, por ejemplo, me estoy desvelando leyendo el documento de aparecida.
“La pastoral de la Iglesia no puede prescindir del contexto histórico donde viven sus miembros. Su vida acontece en contextos socio-culturales bien concretos. Estas transformaciones representan, naturalmente, nuevos desafíos para la Iglesia en su misión de construir el Reino de Dios. (D.A. 381)
Los cristianos debemos dar “una respuesta consciente y eficaz para atender las necesidades del mundo de hoy con indicaciones programáticas concretas, objetivos y métodos de trabajo, de formación y valoración de los agentes y la búsqueda de los medios necesarios, que permitan que el anuncio de Cristo llegue a las personas… modele las comunidades e incida profundamente, mediante el testimonio de los valores evangélicos, en la sociedad y en la cultura… (D.A. 385)
“No se trata sólo de estrategias para procurar éxitos pastorales, sino de la fidelidad en la imitación del Maestro, siempre cercano, accesible, disponible para todos, deseoso de comunicar vida en cada rincón de la tierra” (D.A.386)
“Dios en Cristo no redime solamente la persona individual, sino también las relaciones sociales entre los seres humanos… El magisterio social de la Iglesia nos indica que no podemos concebir una oferta de vida en Cristo sin un dinamismo de liberación integral, de humanización, de reconciliación y de inserción social (D.A. 373)
“Por eso la doctrina, las normas, las orientaciones éticas, y toda la actividad misionera de la Iglesia debe dejar transparentar esta atractiva oferta de una vida más digna para cada hombre y cada mujer… (D.A.375).
“Destacamos que la formación de los laicos y laicas debe contribuir, ante todo, a una actuación como discípulos misioneros en el mundo, en la perspectiva del diálogo y de la transformación de la sociedad. Es urgente una formación específica para que puedan tener una incidencia significativa en los diferentes campos, sobre todo “en el vasto mundo de la política, de la realidad social y de la economía, como también de la cultura, de las ciencias y de las artes, de la vida internacional, de los medios de comunicación y de otras realidades abiertas a la evangelización.” (D.A. 300)
Fíjense bien como la Iglesia, en estos textos del documento de Aparecida, nos está pidiendo que superemos el falso espiritualismo, evitando refugiarnos en el campo de lo sagrado y huyendo de exigencias éticas que implican las realidades temporales.
jg
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