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“Antenas de telefonía y mal de ojo” una reflexión bajo el prisma científico sobre la polémica en tomo a la supuesta relación entre antenas móviles y cáncer por Manuel Toharia 1 (Feb 2002)
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Toharia, director del Museo de la Ciencia de Valencia y muy conocido por su labor divulgadora, ha señalado en un curso de verano de la Universidad de Cantabria que el miedo a las radiaciones de los móviles es síntoma de “incultura científica” y ha hecho una especial referencia al caso del Colegio García Quintana de Valladolid, del que ha asegurado que se ha culpado a las antenas de telefonía móvil de los casos de cáncer detectados entre la población infantil “sin ningún tipo de demostración”.
El experto ha participado en un curso que abordaba el riesgo para la salud de las antenas de telefonía móvil y las líneas de alta tensión, con una ponencia sobre la percepción del riesgo que se tiene entre la población.
Toharia ha señalado a DICYT que la gente entiende mal el concepto de riesgo o peligro, y que cualquier actividad supone un riesgo en algún aspecto: “No existe el riesgo cero en nada”. Sin embargo, resalta que en casos como el de Valladolid no se conocen las causas de los tumores, ni tampoco el riesgo real que puede tener relación con las antenas, por lo que asegura que se trata de un caso de “efectos psicológicos inducidos”.
Así, indica que se trata de casos en los que los pacientes aseguran tener una serie de síntomas, que pueden ser reales, pero cuya relación con las antenas no está probada por ningún estudio científico. En este sentido, Toharia ha señalado su sorpresa al comprobar que “muchos de los padres que han acudido a manifestaciones tenían en sus manos un cigarrillo, cuyo efecto nocivo sí está probado y, sin embargo, no le prestaban la misma atención”.
El director del Museo de la Ciencia de Valencia también ha criticado duramente a los medios de comunicación, a los que culpa, en este caso, de la falta de información correcta y de escudarse en creencias, no en evidencias contrastadas: “No se ha contrastado la información, ni se ha aclarado que no existe ningún estudio, en ninguna parte, que avale las sospechas de los padres. Se ha hecho una información irracional, pero que está claro que vendía mucho más”.
En esta línea, abogó por mejorar la información que se aporta al público y por “crear una cultura científica”.