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Respuesta:
EL LORO EN LA TERTULIA
Por una casualidad
en tertulia se reunieron
aves, y comieron
en buena paz y amistad.
Hallóse por convidado
a esta espléndida función
un Loro, que a la sazón
de la jaula había escapado.
Sobre mesa en varios modos
cada animal conversó;
pero el Loro los cansó
porque hablaba más que todos.
En todo daba su voto
con bastante algarabía;
decía que todo entendía
y que por fin era doto.
Ya tocaba la trompeta,
ya pedía chocolate,
y con tanto disparate
!a tertulia estaba inquieta.
Desatinos garrafales
producía a cada momento,
y tenía en un tormento
a los sabios animales.
Sin embargo, admiradores
tuvo el Loro entre las aves,
que aplaudían como frutos
de su ciencia sus errores.
Más así se envanecía,
y si algún bravo escuchaba
al asno que rebuznaba,
¡ay, qué regalo! decía.
La tertulia se encamorra
y al punto se deshiciera,
si por dicha no estuviera
allí la atrevida .
Conoció el disgusto astuta,
y de serenarlos trata.
—Lorito dame la pata
—dijo—; entremos en disputa.
Pues es tanto tu saber,
¿no me dirás una cosa?
¿De qué es tu mujer ?
¿y qué cosa es la mujer?
Todo se atrojó el salvaje,
y dijo: —Amiga, en rigor
la mujer es a babor,
a estribor, fuego, buen viaje.
Al oír tales desatinos
ya por loco lo juzgaron,
y aun los que antes lo alabaron
lo burlaban a cachinos.(1)
—No, no es loco este infelice,
—respondió pronto—;
habla mucho porque es tonto
que no sabe lo que dice.
Con mucha serenidad
la oyó el Loro: no hizo aprecio.
Ya se ve, que de esto al necio
¿qué cuidado se le da?
Mas yo la fábula aplico
al tonto a quien la comprende,
que habla de todo y no entiende
lo que habla, como el Perico.