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Respuesta: Compuesta en do menor (Op. 67) y estrenada en 1808, esta sinfonía contiene las cuatro notas más famosas de la Historia de la música. Mayor sencillez es imposible para iniciar una obra sinfónica.
Estas notas han sido interpretadas como el toque de la puerta del destino (en palabras del autor), la representación de la V de victoria en clave morse y hay quienes afirman que es una variación de una canción de Luigi Cherubini. Lo que importa más, a mi juicio, es que esas primeras notas dan cuenta de que estamos tan acostumbrados a reconocerlas, que ya no las escuchamos con atención.
Esos primeros dos grupos de cuatro notas anticipan una obra en un tono mayor y es en el sexto compás cuando los primeros escuchas debieron darse cuenta de que estaban frente a algo completamente inesperado. La mayoría de las obras sinfónicas se componían en una tonalidad mayor. La diferencia entre el tono mayor y menor era muy importante, ya que por convención la música en tono menor tiene un aire melancólico, triste; el tono mayor suele interpretarse como algo alegre (aunque hay excepciones).
Además de la tonalidad menor de la obra (que habrá de cambiar a un tono mayor en el último movimiento) está el cambio de dinámicas (i.e., de intensidades como forte, piano, pianissimo, etcétera). Los primeros cinco compases —las primeras ocho notas o dos repeticiones del ta-ta-ta-tán— deben tocarse fortissimo para bajar de inmediato a un piano. Y es que estas notas también prefiguran una manera de estructurar la obra con ciertos acordes y figuras de un modo casi obsesivo como la repetición del ritmo de las primeras notas: tres cortas y una larga. (La armonía puede permanecer constante hasta por veintiocho compases seguidos y los respectivos patrones melódicos prácticamente estáticos.)
El primer movimiento es sobre todo la saturación y reelaboración constante de esas mismas cuatro notas de manera impetuosa, violenta, así como de su extensión hasta formar largas frases enérgicas. El escucha es revolcado por una ola desde el primer instante y no tendrá tiempo de asimilar la fuerza de este primer movimiento hasta mucho después. La sensación de urgencia de las primeras ocho notas radica en que la última del segundo grupo es más larga que la del primero (el primer ta-ta-ta-tán es seguido de un ta-ta-ta-tánnnnn donde esta última nota queda suspendida y cede ante una pausa indeterminada (a la que se le llama fermata). Esta figura habrá de repetirse en distintos momentos y desde distintos registros.
El segundo movimiento (lento como es costumbre en las sinfonías de la época) se distingue por sus variaciones más complejas y delicadas resultando en un contrapunto del movimiento anterior. Aquí no habrá explosiones, pero la intensidad se mantiene a fuerza de su constante tensión; este movimiento oscila entre la lírica y los restos de la fuerza empleada al inicio de la obra.
Explicación: espero que te sirva