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CUENTOS Classic Flipcard Magazine Mosaic Sidebar SnapshotTimeslideNOV5El tio lobo y su sobrino conejo
El tío lobo y el sobrino conejoHabía una granja bien cultivada de un campesino honesto, quien notó que las legumbres de su huerto estaban en ruina, es decir, destrozadas las hojas de lechuga, de coles y nabos. Cierto día, el hortelano trató de investigar el motivo del daño. Hizo su escondite en un lugar frondoso de la finca y, armando una trampa, consiguió tomarprisionero al sobrino conejo. El hortelano, lleno de cólera, amarró por las patas al conejo y, sujetándolo contra un árbol, partió a caldear un chuzo para sancionar al animal.
El conejo, que esperaba este severo se asoma su tío lobo, quien, curioso, le pregunta por su suerte.
El astuto conejo le contesta:—¡Ah, tío!... me amarraron para que asista a un fiesta en donde habrá baile, salchichay buen vino, pero como a mí esas cosas no me gustan, prefiero que me cojan preso.—¡Qué tonto eres, sobrino! — contestó el lobo. —Yo, que ando sin comer, iría gustoso a ese banquete.—¡Qué bien! —dijo el conejo. —Sabía que te gustaba y por eso te dedico este regalo…Bueno, záfame estos amarres y acéptame el brindis de familia.El lobo no se dejó esperar. Abrió el cordel y puso en libertad al conejo. Luego el conejo amarró con la misma piola a su tío.—Gracias, lobito bobito —dijo el conejo y, sonriendo se despidió deseándole una buena fiesta. Minuto
El tío lobo y el sobrino conejoHabía una granja bien cultivada de un campesino honesto, quien notó que las legumbres de su huerto estaban en ruina, es decir, destrozadas las hojas de lechuga, de coles y nabos. Cierto día, el hortelano trató de investigar el motivo del daño. Hizo su escondite en un lugar frondoso de la finca y, armando una trampa, consiguió tomarprisionero al sobrino conejo. El hortelano, lleno de cólera, amarró por las patas al conejo y, sujetándolo contra un árbol, partió a caldear un chuzo para sancionar al animal.
El conejo, que esperaba este severo se asoma su tío lobo, quien, curioso, le pregunta por su suerte.
El astuto conejo le contesta:—¡Ah, tío!... me amarraron para que asista a un fiesta en donde habrá baile, salchichay buen vino, pero como a mí esas cosas no me gustan, prefiero que me cojan preso.—¡Qué tonto eres, sobrino! — contestó el lobo. —Yo, que ando sin comer, iría gustoso a ese banquete.—¡Qué bien! —dijo el conejo. —Sabía que te gustaba y por eso te dedico este regalo…Bueno, záfame estos amarres y acéptame el brindis de familia.El lobo no se dejó esperar. Abrió el cordel y puso en libertad al conejo. Luego el conejo amarró con la misma piola a su tío.—Gracias, lobito bobito —dijo el conejo y, sonriendo se despidió deseándole una buena fiesta. Minuto
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