• Asignatura: Castellano
  • Autor: valentinabarbosarubi
  • hace 4 años

El hombre de la caravana dela muerte

Aún en un momento de descanso, el hombre que acaba de terminar su yogur natural sentado en su escritorio de metal negro está tan empeñado en borrar su
vida pasada que cuando alguien que tiene ese pasado en mente se inclina hacia él y le pregunta en voz baja: "Disculpe, ¿es usted el señor Fernández?", él baja la
mirada y niega su identidad. "No, señor", responde.
Regreso a mi silla corriente de vinilo y cromo, ubicada contra la pared de esta oficina de reparación de carrocerías de automóviles. Tal vez no es él. ¿Cómo
puedo estar seguro? Este hombre luce tan distinto de aquel que aparece en las escasas fotografías que le tomaron en su momento de gloria cuando servía en la
policía secreta chilena, y en los recortes de prensa de 1987 cuando se declaró culpable como cómplice del acto terrorista más odioso cometido en la historia de
la capital de Estados Unidos.
Después de todo, el funcionario que aparece en las fotografías, el oficial de la temida DINA, tenía una abundante y brillante cabellera negra, no usaba anteojos y
poseía el rostro redondo de un adolescente bien alimentado. El hombre que tengo ante mí, en cambio, es calvo, excepto por una banda de pelo en la parte
posterior de la cabeza. Su rostro es delgado y lleva unos anteojos redondos con marco de acero, posados sobre una nariz aguileña, que le dan un aire de
contador o de bibliotecario.
Por ahora su compostura se está desvaneciendo rápidamente. Se mueve en su silla evadiendo adrede la mirada. Cuando se levanta, me doy cuenta de que tiene
los puños apretados. Camina con pasos tiesos para pasar de la oficina al taller mismo. Cuando lo sigo al área de trabajo, la cual semeja un hangar, al penetrar en
el espacio en el cual vibran los impactos de los martillos de caucho y los sonidos de los aparatos de reparación de carrocería, así como el olor de la pintura

fresca, un aire de resignación desciende sobre él. Finalmente se rinde y reconoce la verdad: sí, él es el ex mayor Armando Fernández Larios, prófugo de la justicia chilena y huésped del gobierno de Estados Unidos.
En 1990, antes de abandonar el poder casi absoluto que hasta entonces tenía Augusto Pinochet, tomó una serie de medidas con la confianza de que le iban a
garantizar que jamás tendría que someterse a juicio por su participación en las ejecuciones sumarias, la tortura, el secuestro y el encarcelamiento extrajudicial
de varios millares de compatriotas. Introdujo cambios constitucionales que lo harían senador vitalicio, no porque quisiera tomar parte en la creación de leyes o
en su debate, sino porque el cargo le brindaba inmunidad parlamentaria.
En una sentencia sin precedentes, el 8 de agosto la Corte Suprema de Chile despojó a Pinochet de esa prerrogativa, y permitió que fuera llamado a juicio.
Armando Fernández, de 51 años, administrador de un negocio de reparación de automóviles del oeste de Miami, y otrora asesino, también tomó medidas a
finales de los años ochenta con el propósito de evitar, en un futuro impredecible, un juicio bajo cargos de haber cometido atrocidades. Hasta el momento su plan, en el cual entró a participar decididamente el gobierno de Estados Unidos como proveedor de refugio, ha funcionado mejor que el del ex dictador.
(Douglas Grant Mine, en revista Gatopardo, noviembre de 2000
* Encuentre en la lectura otro ejemplo de narración distinto del que se presenta como modelo.
*¿ Qué clase recurso de composición predomina el párrafo que
comienza: "en 1990 antes de abandonar el poder casi absoluto...”
*Si se dice que en general, el texto sustenta una tesis (que ya se expuso más arriba) cuáles son los argumentos que los respalda.
*Encuentre en la lectura otro
ejemplo de narración distinto del que se presenta como modelo

Respuestas

Respuesta dada por: lina3455
1

Respuesta:

nose esta difícil enserio

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