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hola l i n d a como te l l a m a s
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el eje de este trabajo es el cuerpo en tanto categoría histórico-social. Nuestro ensayo se basará en el análisis de dos obras: Tratado de la pintura de León b. Alberti y Tratado de la pintura de Leonardo da Vinci, para mostrar cómo, en ambos artistas, está presente la teoría de la semejanza entre el micro (cuer-po humano) y el macrocosmos (mundo circundante) —o teoría de la mímesis bajo la óptica de heller (1980)— en tensión con una nueva visión que se está abriendo paso. es decir que si bien el cuerpo no es aislable del hombre o del mundo, sin embargo, en ambos artistas, hallamos los primeros pasos hacia una desacralización del cuerpo, sobre todo en Leonardo, a través de sus estudios anatómicos. Palabras claves: cuerpo, semejanza, microcosmos, macrocosmos, desacrali-zación.AbSTrAcT • This paper focuses on the body as a socio-historical category. Our essay will be based on the analysis of two works: Leon b. Alberti’s Treaty on Painting and Leonardo da Vinci’s Treaty on Painting, to show how both artists present the theory of resemblance between the micro (human body) and macro cosmos (environment) (or theory of the mimesis in heller’s view, The man of the renaissance) in conflict with a new, forthcoming vision. That is to say, even though one cannot isolate the body from the man or the world, nevertheless, in both artists we find the first steps towards a demystification of the body, especially in Leonardo, through his anatomical studies.Keywords: body, resemblance, microcosmos, macrocosmos, demystification.47el cuerpo como construcción culturalThe body as a cultural construtionAISTHESIS N° 42 (2007): 47-69 • ISSN 0568-3939© Instituto de Estética - Pontificia Universidad Católica de Chile
AISTHESIS N° 42 (2007): 47-69iNTrOduccióNUna cultura es un código de ordenamiento de la experiencia humana bajo una triple relación: lingüística, perceptiva y práctica. En este sentido, una ciencia o una filosofía es una teoría e interpretación de ese ordenamiento. No obstante, la teoría no se aplica directamente a la cultura, pues supone la existencia de formas de aprehensión de las producciones de esa cultura que constituyen un saber que está más acá de las ciencias o de la filosofía. El saber del «más acá» es, según Foucault (1979), la episteme, en tanto presupuesto del ordenamiento mismo, campo en el que se determinan los a priori históricos o condiciones de posibilidad de todo saber.Con un fuerte sabor kantiano, Foucault afirma que ese a priori histórico:es lo que en una época dada, recorta un campo posible del saber dentro de la experiencia, define el modo de ser de los objetos que aparecen en él, otorga poder teórico a la mirada y define condiciones en las que puede sustraerse un discurso, reconocido como verdadero, sobre las cosas (1979: 129).Según Foucault (1979), en el Renacimiento los signos, las imágenes, son sistemas de formas, de marcas (signaturae), organizados según las diferentes figuras de la semejanza (convenientia —afinidad debida a la proximidad—, aemulatio —paralelismo de los atributos—, analogia —identidad de las pro-porciones—, simpatia —principio de movilidad— e imitatio). Estas figuras se ligan a través de la semejanza a un contenido —el mundo de las cosas— que a su vez está también estructurado según los diferentes modos de asemejarse. Dos universos de semejanzas ligados entre sí por el trabajo de la semejanza: el signo de la simpatía reside en la analogía, el de la analogía en la emulación, el de la emulación en la conveniencia y el de la conveniencia en la simpatía.El desfase entre estos dos universos superpuestos por la semejanza —es decir, el hecho de que el signo de la simpatía resida en la analogía, el de la analogía en la emulación, etcétera— define el espacio del saber renacentista: conocer significa superar este desfase, pasar de las marcas de las cosas a las cosas mar-cadas: leer el libro de la creación. Las categorías de macro y microcosmos trazan las fronteras de este universo de similitudes, ellas limitan el trabajo de la semejanza encerrándolo entre el límite superior, el cosmos, y el límite inferior: el hombre (Castellan, 1969).Maurice Merleau Ponty (1993) plantea que el cuerpo es el medio que per-mite la conciencia del mundo, ya que a este último vivimos reduciéndolo a las posibilidades de nuestro cuerpo. Cualquier transformación del cuerpo redefine lo que percibimos y lo que podemos conocer. La visión del cuerpo participa en la génesis del mundo, de ahí la relevancia de su investigación teórica.Pero esto no implica considerar al cuerpo como un dato natural, o algo dado e incuestionable; el cuerpo se va invistiendo de sentido en la interacción con el mundo. En efecto, se ve transformado y reformulado por distintos paradigmas, imaginarios, discursos y prácticas sociales.
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