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Las estelas, pirámides, y códices, los científicos estudiosos de esta milenaria cultura han logrado establecer al menos tres diferentes calendarios por medio de los cuales medían los ciclos de la naturaleza alrededor del movimiento de los astros y los períodos de cultivo.
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Por medio de las matemáticas, la física y la astronomía, los antiguos mayas desarrollaron exactos y sofisticados mecanismos de medición del tiempo, en los cuales fundamentaron su cosmovisión, su relación con la “madre tierra”, el cultivo del maíz y la creación del universo, el mundo y la humanidad.
Según el Consejo Nacional de la Educación Maya de Guatemala, una de las singularidades de la cronología maya es que “se basa en un método que permite fusionar el tiempo con todo lo que existe, permitiendo a la vez, entender los diversos procesos cíclicos y el espiral evolutivo de la propia existencia”.
A partir de las evidencias encontradas en las estelas, pirámides, y códices, los científicos estudiosos de esta milenaria cultura han logrado establecer al menos tres diferentes calendarios por medio de los cuales medían los ciclos de la naturaleza alrededor del movimiento de los astros y los períodos de cultivo.
LOS CALENDARIOS
El Tzolkín, “período sagrado” o “la cuenta de los días”, es un calendario que establece los diversos ritos espirituales en un período de 260 días, dividido en 20 subperíodos de trece días cada uno. A cada día se le asigna un signo y un color específico que representa a un dios, el cual guía durante esos lapsos el rumbo del universo, según la posición de los cuatro puntos cardinales.
Otro de los calendarios organizado por los mayas es el Haab, medidor del año solar, el que al igual que el calendario gregoriano tiene un período de 365 días, pero que a diferencia de este, se divide en 18 meses llamados “winal”, de 20 días cada uno, los cuales suman un total de 360 días.
Los restantes cinco días, con los cuales se complementan los 365, son el período conocido como “wayeb”, los cuales quedan fuera de los 18 “winal” y sirven “de espacio sagrado para reflexionar y reorientar el comportamiento en el nuevo ‘haab’, en los ámbitos personal, familiar y comunitario”.
LA LARGA CUENTA
El más polémico de los mecanismos de medición desarrollado por los mayas, es el calendario de cuenta larga, es un sistema para registrar el tiempo en forma lineal, combinado con el ritmo cíclico, el cual mide eras de 5.200 años, cada una de las cuales representa nuevos soles.
Según los estudios científicos, la cuarta era o cuarto sol, que inició el 13 de agosto del año 3.114 antes de Jesucristo y que concluye el 23 de diciembre de 2012 (no el 21 como se señala), al terminar el recorrido completo de un ciclo de Oxlajuj Baktun, contempla la creación de la humanidad.
El Oxlajuj Baktun contempla trece períodos de 400 años que dan un total de 5.200 años, que es la duración de una era, según el calendario de larga cuenta. Los años Tun son de 360 días y no como en el cómputo del ciclo Haab que registra un año de 365 días.
Las fechas de inicio y finalización de la era que está a punto de terminar se encuentran registradas en la denominada estela C encontrada en el centro arqueológico de Quirigua, en Guatemala, el cual data del año 550 antes de Cristo; en la estela I, del sitio de K’oba, ubicado en Yucatán (México) erigida entre los años 680 a 750 después de Cristo; así como en las páginas 24 y 62 del Códice Maya conservado en Dresden (Alemania).
EL 21/12/12
“El monumento 6 de Tortuguero, de Tabasco (México), es una de las fuentes que ha llamado mucho la atención, porque además de la inscripción del inicio de esta era que coincide con el 11 de agosto de 3.114 antes de Cristo, establece con precisión la fecha de su final, que también coincide con la fecha gregoriana del 23 de diciembre de 2012”, explica el científico Alfonso Orellana, en un estudio del Consejo Nacional de la Educación Maya de Guatemala
Según ese estudio, las teorías que vinculan el 13 Baktun con el fin del mundo, “están plagadas de suposiciones, malas interpretaciones, juicios y aseveraciones sobre predicciones apocalípticas mayas sin fundamentos científicos”.
“Se ha pretendido interpretar la cosmovisión maya desde parámetros de la cultura occidental cristiana, lo que ha permitido el desarrollo de un abismal distanciamiento con el conocimiento y pensamiento originales del pueblo maya antiguo”, subraya el estudio.
Lo que representa el 13 Baktun, señalan los líderes espirituales indígenas guatemaltecos, descendientes de los mayas, es el inicio de una nueva era para la humanidad, “un cambio de conciencia a nivel cósmico, del reciclaje de la humanidad, del regreso de Quetzalcóatl”.