Respuestas
Explicación:Respuesta:
dad al proyecto. A la caída del imperio, en junio de 1867, se había avanzado mucho en la construcción de la
vía, de modo que ante la prioridad
del proyecto ferroviario, el gobierno juarista hizo caso omiso de la colaboración de Escandón con los invasores y le permitió seguir con el
tendido de la vía.
El 16 de septiembre de 1869, un
tren que transportaba al presidente Juárez realizó el viaje inaugural
entre México y Puebla. Hasta entonces se habían construido 205 kilómetros, y en los tres años siguientes la instalación de la vía se aceleró
de tal manera que la anhelada ruta
de México a Veracruz (470,750 kilómetros) fue inaugurada el 1 de enero de 1873 por Sebastián Lerdo de
Tejada.
Bajo el mandato de este último
presidente se seguiría avanzando
en la vasta tarea de comunicar al
país con la autorización de importantes rutas como Mérida-Progreso, en la península de Yucatán; México-Toluca, con un ramal a Cuautitlán; Puebla-Matamoros y México-León; no obstante, el ferrocarril
estaba por llegar a una época de
verdadero auge.
LA FIEBRE
FERROCARRILERA
P
ara 1876, año en que Porfirio
Díaz llegó al poder, México
contaba con sólo 684.4 kilómetros de vías férreas. Consciente de la importancia que jugaba
el ferrocarril en el desarrollo de un
país, su gobierno se trazó como una
de las metas prioritarias impulsar
el tendido de caminos de fierro. Para lograrlo, se diseñó un plan que
contemplaba, por una parte, financiar la construcción con recursos
propios, así como promover la pardad al proyecto. A la caída del imperio, en junio de 1867, se había avanzado mucho en la construcción de la
vía, de modo que ante la prioridad
del proyecto ferroviario, el gobierno juarista hizo caso omiso de la colaboración de Escandón con los invasores y le permitió seguir con el
tendido de la vía.
El 16 de septiembre de 1869, un
tren que transportaba al presidente Juárez realizó el viaje inaugural
entre México y Puebla. Hasta entonces se habían construido 205 kilómetros, y en los tres años siguientes la instalación de la vía se aceleró
de tal manera que la anhelada ruta
de México a Veracruz (470,750 kilómetros) fue inaugurada el 1 de enero de 1873 por Sebastián Lerdo de
Tejada.
Bajo el mandato de este último
presidente se seguiría avanzando
en la vasta tarea de comunicar al
país con la autorización de importantes rutas como Mérida-Progreso, en la península de Yucatán; México-Toluca, con un ramal a Cuautitlán; Puebla-Matamoros y México-León; no obstante, el ferrocarril
estaba por llegar a una época de
verdadero auge.
LA FIEBRE
FERROCARRILERA
P
ara 1876, año en que Porfirio
Díaz llegó al poder, México
contaba con sólo 684.4 kilómetros de vías férreas. Consciente de la importancia que jugaba
el ferrocarril en el desarrollo de un
país, su gobierno se trazó como una
de las metas prioritarias impulsar
el tendido de caminos de fierro. Para lograrlo, se diseñó un plan que
contemplaba, por una parte, financiar la construcción con recursos
propios, así como promover la participación de los estados a través de
la expedición de concesiones para
que, en conjunto con inversionistas
locales o extranjeros, avanzan en
el tendido de vías dentro de su territorio; y por otra parte, permitir la
entrada de capital privado, nacional o extranjero, siempre y cuando
presentaran proyectos ambiciosos
como los ferrocarriles interoceánico e internacional.
Las propuestas que implican ticipación de los estados a través de
la expedición de concesiones para
que, en conjunto con inversionistas
locales o extranjeros, avanzan en
el tendido de vías dentro de su territorio; y por otra parte, permitir la
entrada de capital privado, nacional o extranjero, siempre y cuando
presentaran proyectos ambiciosos
como los ferrocarriles interoceánico e internacional.
Las propuestas que implican