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A principios del siglo XX, Puerto Rico continuaba siendo una isla principalmente agrícola prematura en el sistema económico capitalista. En cambio los Estados Unidos era un coloso industrial con un sistema capitalista muy desarrollado. Francisco Scarano menciona que: " El contraste entre el nivel de desarrollo alcanzado por la metrópoli y por la colonia estimuló un flujo cuantioso de capital norteamericano hacia la isla después de 1990. Puerto Rico les lucía un campo propicio a los dueños del capital."
A los comerciantes norteamericanos se le hacia muy ventajoso invertir en la isla. Esto debido a que en Puerto Rico podían encontrar tierras fértiles a un precio muy económico. Además, había una fuerza laboral cuantiosa. A esto se le añade que el nuevo régimen había traído un sistema de libre comercio con la nueva metrópoli y que el sistema de gobierno establecido en al isla por este era muy centralizado y favorecía a los comerciantes norteamericanos. Por estas razones hubo grandes inversiones de capital norteamericano en la isla luego del 1900. El profesor Francisco Scarano explica que para el 1930 los norteamericanos habían invertido alrededor de 120 millones de dólares en la isla.
Estas inversiones causaron un cambio radical en la economía puertorriqueña. Entre los sectores afectados por estas están: la agricultura de exportación, la banca y las finazas, los servicios públicos (ferrocarriles, tranvías y muelles), la manufactura, el comercio y otros. Aunque, las inversiones mas grandes se dirigieron a las industrias del azúcar y el tabaco. Esto debido a la gran demanda de estos productos por los consumidores norteamericanos, que tenían que pagar un tipo de subsidio tarifario por estos productos.
La vuelta al trono del azúcar Su Majestad
A finales del siglo XIX la industria azucarera en Puerto Rico había sufrido una gran crisis. A pesar de que se había fundado una decena de de centrales antes de finalizar el periodo español, la industria siguió decayendo. Pero con el nuevo régimen esto cambiaria y " su majestad" el azúcar volvería a tomar su trono en la economía puertorriqueña.
Scarano menciona que: " para el año 1900 y 1910 la exportación de azúcar aumento de 61,000 a 285,000 toneladas; el numero de centrales ascendió al mismo tiempo de 12 a 41 y finalmente de 72,000 acres alcanzo a 118,000 acres."
La primera gran central azucarera norteamericana en la isla fue fundada por la firma de De Ford and Company en julio de 1898. Esta fu establecida en el barrio Aguirre en Salinas. Le siguió la Central Guánica en 1901 construida por el South Porto Rico Sugar Company. La tercera fue la Fajardo Sugar Company, en el año 1905. Francisco Scarano explica que: " Las grandes centrales insatisfechas compraron otras centrales dominando grandes terrenos." Además menciona que: " Los gigantes del azúcar obtuvieron, además, diversas franquicias o permisos para operar líneas ferroviarias, muelles y otras empresas consideradas de servicio publico."
Las compañías asentistas, conocidas así debido a que sus oficinas principales y accionistas no residían en la isla, llegaron a controlar más de la mitad de las centrales azucareras instaladas en Puerto Rico. Estas además de poseer un gran poder económico, tenían una gran influencia en la política. Esto se ve evidenciado por casos como el de Frederick G. Holocomb quien fue nombrado auditor de Puerto Rico tras haber sido recomendado para dicho puesto por el presidente de la United Fruit Company.