¿Alguna vez ha doblado papel?, Supongo que sí, te invito a realizar una práctica muy interesante
con la ayuda de las matemáticas que conoces.
Toma una hoja de papel que se haya descartado, pensemos en el grosor de ésta lámina de papel
unos 0,01milimetros, dobla una vez y registra los datos que puedes calcular en la tabla, sigue
doblando y con cuidado llena la tabla, en cada doblez registra, los dobleces los haces hasta que sea
posible, luego usa las matemáticas para completar los datos.
Numero de
dobleces
Número de
capas
Número de capas
expresado en potencia
Calculo del Grosor (realiza la
operación )
0 1 2
0 0,01mm x 1= 0,01mm
1 2 2
1 0,01mm x 2= 0,02mm
2 4 2
2 0,01mm x 4= 0,04mm
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
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25
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29
30
Respuestas
Respuesta:
nmms esto es demaciado .... como aver espera que lo resuelvo
Explicación paso a paso:
Respuesta:
Supongo que a cada quien le corresponde su milagro. Por ejemplo, probablemente nunca me caerá encima un rayo, ni ganaré un Premio Nobel, ni llegaré a ser el dictador de un pequeño país de las islas del Pacífico, ni contraeré cáncer terminal de oído, ni entraré en combustión espontánea. Pero considerando todas las improbabilidades juntas, seguramente a cada uno de nosotros le sucederá una de ellas. Yo podría haber visto llover ranas. Podría haber pisado Marte. Podría haberme devorado una ballena. Podría haberme casado con la reina de Inglaterra o haber sobrevivido durante meses en medio del mar. Pero mi milagro fue diferente. Mi milagro fue el siguiente: de entre todas las casas de todas las urbanizaciones de toda Florida, acabé viviendo en la puerta de al lado de Margo Roth Spiegelman.
Nuestra urbanización, Jefferson Park, había sido una base naval. Pero llegó un momento en que la marina dejó de necesitarla, de modo que devolvió el terreno a los ciudadanos de Orlando, Florida, que decidieron construir una enorme urbanización, porque eso es lo que se hace en Florida con los terrenos. Mis padres y los padres de Margo empezaron a vivir puerta con puerta en cuanto se construyeron las primeras casas. Margo y yo teníamos dos años.
Antes de que Jefferson Park fuera Pleasantville, y antes de que fuera una base naval, era propiedad de un tipo que se apellidaba Jefferson, un tal Doctor Jefferson Jefferson. En Orlando hay una escuela que lleva el nombre del Doctor Jefferson Jefferson y también una gran fundación benéfica, aunque lo fascinante y lo increíble, pero cierto, del Doctor Jefferson Jefferson es que no era doctor en nada. Era un simple vendedor de zumo de naranja llamado Jefferson Jefferson. Al hacerse rico y poderoso, fue al juzgado, se puso «Jefferson» de segundo nombre y se cambió el primero por «Dr.», con D mayúscula.
Cuando Margo y yo teníamos nueve años, nuestros padres eran amigos, así que de vez en cuando jugábamos juntos, cogíamos las bicis, dejábamos atrás las calles sin salida y nos íbamos al parque, en el centro de la urbanización.
Me ponía nervioso cada vez que me decían que Margo iba a pasarse por mi casa, porque era la criatura más extraordinariamente hermosa que Dios había creado. La mañana en cuestión, se había puesto unos pantalones cortos blancos y una camiseta rosa con un dragón verde que lanzaba fuego de color naranja brillante. Me resulta difícil explicar lo genial que me pareció la camiseta en aquellos momentos.
Margo, como siempre, pedaleaba de pie, con el cuerpo inclinado sobre el manillar y con las zapatillas de deporte de color morado formando una mancha circular. Era un caluroso y húmedo día de marzo. El cielo estaba despejado, pero el aire tenía un sabor ácido, como si se avecinara una tormenta.