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El Matrimonio nace cuando dos personas desean unirse y formar una familia, una vez que se han casado, ciertas personas muchas veces pierden la ilusión o interés, tienen la sensación de infelicidad en el matrimonio, peleas, infidelidad, maltrato físico o psicológico simplemente en la convivencia descubren cosas que no toleran; el proceso de decisión del divorcio nace cuando una de las dos partes ya no está contento de estar en el matrimonio, por lo tanto el Divorcio nace de la falta de lucha contra las adversidades que se generan en el matrimonio e intolerancia de las mismas.
El divorcio es una deshonra al pacto conyugal que se da cuando el hombre y la mujer se casan, ya que ellos juran ante Dios y los testigos mediante el Rito del matrimonio que serán fieles, que se amarán en lo adverso y lo prospero, en la salud y en la enfermedad y se respetarán todos los días de sus vidas.
Los cónyuges optan por el divorcio por ser una opción de salida a todas las responsabilidades a las que se sometieron pues ya no quieren ser parte de la vida de la otra persona, la única responsabilidad que queda después del divorcio (legal), recalcando legal porque para la Iglesia jamás se divorcia nadie, son los hijos, que ciertamente ellos son los que sufren más el divorcio, ellos son los que escuchan las discusiones, ven las peleas y lloran por la separación.