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Respuesta:
El Evangelio presenta el momento en el cual Simón y su hermano Andrés son llamados.
Notemos en detalle que dicho seguimiento es, en un primer momento, iniciativa de Jesús. Esta llamada viene a nosotros en forma de invitación, tal y como sucedió en el Antiguo Testamento con los profetas.
Por ser iniciativa divina, tenemos que imaginar que en la antigüedad, un rabino elegía a sus discípulos, es decir, los maestros elegían a aquellos en quienes podían confiar y heredar sus conocimientos. Del discípulo se espera que su respuesta sea libre y con tal fuerza que esté dispuesto, incluso, a romper los lazos afectivos, sean de su núcleo familiar, social, de amistad, o de cultura, con tal de responder a la llamada con todas sus capacidades.
El seguimiento no quita o desarraiga. En el caso de Simón y Andrés, dos hermanos que siguieron inmediatamente a Jesús, llevan ese vínculo afectivo de hermandad hacia otras personas. El Señor los llama a ellos, con su nombre propio, y esto nos indica que es desde la singularidad y desde nuestra cotidianidad que el Señor nos llama.
Simón y Andrés, junto a los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, abandonan lo que tienen para pescar en otros mares. Están dispuestos a navegar en tierra firme, recorrer aldeas, calles y templos, para proclamar que el tiempo ha llegado, que es momento de volcarse con fe a la construcción del Reino de Dios. Esta llamada no es una carga, sino un momento glorioso en el cual se anuncia con esperanza la Buena Noticia del Reino de Dios.
Espero te sirva :)