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Durante el brote de coronavirus se ha hecho evidente que el humano no es un ser aislado y necesita de los demás para cualquier tarea. Sin embargo, la manera en la que cada humano contribuye a esas tareas debe ir de la mano de un código de ética. En el caso de la medicina, esos códigos piden ser reforzados y recordados durante la investigación y creación de soluciones para combatir el coronavirus, porque solo así se podrá asegurar salvar más vidas.
La industria farmacéutica deberá ser la que lleve las provisiones de medicina a los países (desde acetaminofén hasta anestesia), también deberá darle información científica a los profesionales de la salud para que estos puedan tratar a los pacientes de manera adecuada, y los científicos e investigadores deben desarrollar una vacuna y tratamientos.
A esta ola de reafirmar compromisos éticos durante la pandemia se sumó la Red de América Latina y el Caribe de CNB-UNESCO, que agrupa Consejos Nacionales de Bioética. En su Declaración emitida a finales de marzo de 2020, piden realizar investigaciones rigurosas con valor social y científico priorizando a las víctimas de la pandemia y las comunidades afectadas. Además, explican que la investigación durante momentos de crisis debe tener mayores garantías éticas que en situaciones ordinarias, y eso incluye la selección de comunidades o personas que se beneficiarán de los tratamientos investigados.
Por otro lado, la agrupación de Consejos Nacionales de Bioética recomendó tener las aprobaciones necesarias para hacer investigaciones con participantes humanos y cerciorarse de obtener el consentimiento de éstos, y los beneficios de la investigación deben ser entregados a todos los afectados por la pandemia. Asimismo, pidió hacer una rendición de cuentas para garantizar que “los estudios se hagan de manera ética”.