• Asignatura: Castellano
  • Autor: Anónimo
  • hace 4 años

cuentos de terror cortos ​


Anónimo: yoo preguntame preguntame
miguelalexanderch: Hola

Respuestas

Respuesta dada por: mercymaribel24
2

Respuesta: LOS CALZONCILLOS DE UN FANTASMA

Zacarías Franco era un hombre larguirucho, huesudo y de extrañas costumbres. Todos los días se acostaba exactamente a las 8:57 de la noche, sólo tomaba leche y, a pesar de no tener un pelo en la cabeza, se cepillaba la calva con un cepillo de bambú que guardaba meticulosamente en un pañuelo de terciopelo. Sin embargo, la mayor de sus excentricidades era la de siempre ponerse dos calzoncillos.

Un día cualquiera, por razones aún desconocidas, su corazón dejó de latir para siempre. Su esposa, muy angustiada le peinó la calva con el cepillo de bambú, le puso su traje más elegante, pero olvidó enterrarlo con sus dos calzoncillos.

Después del funeral, el fantasma de Zacarías Franco seguía volviendo a la casa. Todas las noches, exactamente a las 8:57 entraba por la puerta principal.

Su esposa estaba tan asustada que se mudó de casa, pero el fantasma de Zacarías Franco la encontró. Entonces, se mudó de nuevo y siguió mudándose. Según los rumores, ella debió mudarse de casa 6 u 8 veces, pero sin importar a dónde llegara; Zacarías seguía regresando.

Finalmente, la mujer reunió todas sus fuerzas y, una noche, cuando entró el fantasma de su esposo por la puerta principal, le preguntó:

—¿Zacarías, por qué sigues volviendo? ¿Qué es lo que esperas de mí?

Zacarías la miró durante un buen tiempo y finalmente, dijo:

—Cariño, por favor necesito mi otro par de calzoncillos.

Fue así como la mujer le tiró el otro par de calzoncillos y, hasta el día de hoy, todos comentan que nunca lo han vuelto a ver.

Respuesta dada por: NitranRT
3

Respuesta:

Golpes en el coche

Una familia, compuesta por dos pequeños y sus padres, viajaban por carretera hacia [....] cuando el coche se les averió. Los padres salieron a buscar ayuda y, para que los niños no se aburrieran, les dejaron con la radio encendida. Cayó la noche y los padres seguían sin volver cuando escucharon una inquietante noticia en la radio: un asesino muy peligroso se había escapado de un centro penitenciario cercano a [....] y pedían que se extremaran las precauciones.

Las horas pasaban y los padres de los niños no regresaban. De pronto, empezaron a escuchar golpes sobre sus cabezas. “Poc, poc, poc”. Los golpes, que parecían provenir de algo que golpeaba la parte de arriba del coche, eran cada vez más rápidos y más fuertes. “POC, POC, POC”. Los niños, aterrados, no pudieron resistir más: abrieron la puerta y huyeron a toda prisa.

Solo el mayor de los niños se atrevió a girar la cabeza para mirar qué provocaba los golpes. No debería haberlo hecho: sobre el coche había un hombre de gran tamaño, que golpeaba la parte superior del vehículo con algo que tenía en las manos: eran las cabezas de sus padres.

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