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El colapso de la civilización maya del periodo clásico, o simplemente colapso maya, se refiere a la decadencia y el abandono de las ciudades mayas del período Clásico en las tierras bajas mayas del sur de Mesoamérica entre los siglos VIII y IX. No debe confundirse con el colapso de la civilización maya del periodo Preclásico en el siglo II. El Período Clásico de la cronología mesoamericana generalmente se define como el período comprendido entre los años 300 y 900, los últimos 100 años de los cuales, de 800 a 900, son conocidos como el Clásico Terminal.1 El colapso maya del periodo Clásico es uno de los mayores misterios de la arqueología. La sofisticación cultural alcanzado por los mayas antes de la caída, en combinación con la relativa brusquedad del propio colapso, hace que este desarrollo sea tan interesante.
Los centros mayas más avanzados en las tierras bajas del sur de Mesoamérica entraron en un proceso de declinación durante los siglos VIII y IX y fueron abandonados poco después.
En términos arqueológicos, este descenso fue indicado por el cese de las inscripciones en los monumentos y una reducción de obras de construcción de arquitectura a gran escala. Sin embargo, un número de ciudades mayas no declinaron y la civilización maya continuó hasta 1697 cuando los españoles conquistaron a Tayasal, la última ciudad-estado independiente de los mayas.
Efectivamente, después del "colapso maya", los mayas del norte de Yucatán prosperaron y el estado de Chichén Itzá construyó un imperio que unió brevemente a la mayor parte de la región maya.
Dado que partes de la civilización maya siguieron prosperando, un número de científicos no concuerdan con el uso del término "colapso".2 Con respecto al colapso, E.W. Andrews IV llegó incluso a decir que: "en mi opinión no sucedió tal cosa."3
Se identificaron unas 88 teorías o variantes de teorías, que intentan explicar el colapso maya del periodo Clásico.4 Desde el cambio climático a la deforestación, a la falta de acción por parte de los reyes mayas, no existe una teoría universalmente aceptada para explicar el colapso, aunque la sequía está ganando soporte como la principal explicación.5
Para algunos científicos, la evidencia arqueológica relacionada con la intrusión de los toltecas en Yucatán —en Ceibal, Petén— parece confirmar la validez de la hipótesis de la invasión extranjera como causa del colapso maya.
La última hipótesis sugiere que las tierras bajas del sur fueron invadidas por un grupo que no pertenecía a la cultura maya, cuyas tierras de origen se encontraron probablemente en las tierras bajas del Golfo de México. Esta invasión comenzó en el siglo IX y provocó durante los siguientes cien años una serie de eventos que resultaron en la destrucción de los mayas del Clásico. Se cree que esta invasión de alguna manera fue influenciada por los pueblos toltecas del centro de México. Sin embargo, la mayoría de los científicos que estudian a los mayas no creen que la invasión extranjera fue la causa principal de este colapso; postulan que ninguna derrota militar puede explicar, ni ser la causa, del proceso de colapso prolongado y complejo del clásico terminal. La influencia de Teotihuacan en toda la región maya puede haber implicado algún tipo de invasión militar, sin embargo en general se considera que existía una significativa interacción entre Teotihuacan y la región maya que data del período Clásico Temprano o antes, es decir, mucho antes de los episodios de colapso del Clásico Tardío.6
Michel Peissel cree que la conquista de Yucatán por el estado de Chichén Itzá en el siglo noveno, condujo al desvío hacia rutas marítimas costeras de la mayor parte del comercio (cacao) que tradicionalmente pasaba por las principales ciudades del interior (enriqueciéndolas), que se vieron profundamente afectadas por ese cambio, al igual que las ciudades a lo largo de la ruta de la Seda cuando los comerciantes portugueses comenzaron a transportar la seda por barco a Europa desde China y Japón.7La teoría de Peissel fue validada por varios científicos y explica por qué el colapso no fue general y también por qué en el mismo momento del colapso de las ciudades de las tierras bajas, otras ciudades florecieron —la mayoría de ellas a lo largo de las nuevas rutas marítimas que fueron abiertas por los comerciantes de Chichén Itzá.7
En 1988, para demostrar la viabilidad de esta transferencia hacia el mar de las rutas comerciales, Peissel viajó 650 kilómetros con tres arqueólogos mexicanos y diez acompañantes en una canoa marítima maya de Chunyache en Quintana Roo (México) a la parte superior del río Mojo en Belice.
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