Cuál fue la importancia de la unión religión estado en la conformación del sacro Imperio Romano y sus consecuencias
Respuestas
El Sacro Imperio Romano Germánico[2] (en alemán, Heiliges Römisches Reich; en latín, Sacrum Romanum Imperium o Sacrum Imperium Romanum[3]—para distinguirlo del Reich alemán de 1871-1918—, y también conocido como el Primer Reich o Imperio antiguo) fue una agrupación política situada en la Europa occidental y central, cuyo ámbito de poder recayó en el emperador romano germánico desde la Edad Media hasta inicios de la Edad Contemporánea.
Su nombre deriva de la pretensión de los gobernantes medievales de continuar la tradición del Imperio carolingio (desaparecido en el año 843 debido al Tratado de Verdún), el cual había revivido el título de Emperador romano en Occidente,[4] como una forma de conservar el prestigio del antiguo Imperio romano. El adjetivo «sacro» no fue empleado sino hasta el reinado de Federico Barbarroja (sancionado en 1157), para legitimar su existencia como la voluntad divina en el sentido cristiano. Así, la designación Sacrum Imperium fue documentada por primera vez en 1157,[5] mientras que el título Sacrum Romanum Imperium apareció hacia 1184[5] y fue usado de manera definitiva desde 1254. El complemento Deutscher Nation (en latín: Nationis Germanicæ) fue añadido en el siglo XV.
El Imperio se formó en 962 bajo la dinastía sajona a partir de la antigua Francia Oriental (una de las tres partes en que se dividió el Imperio carolingio). Desde su creación, el Sacro Imperio se convirtió en la entidad predominante en la Europa central durante casi un milenio hasta su disolución en 1806. En el curso de los siglos, sus fronteras fueron considerablemente modificadas. En el momento de su mayor expansión, el Imperio comprendía casi todo el territorio de la actual Europa central, así como partes de Europa del sur. Así, a inicios del siglo XVI, en tiempos del emperador Carlos V, además del territorio de Holstein, el Sacro Imperio comprendía Bohemia, Moravia y Silesia. Por el sur se extendía hasta Carniola en las costas del Adriático; por el oeste, abarcaba el condado libre de Borgoña (Franco-Condado) y Saboya, fuera de Génova, Lombardía y Toscana en tierras italianas. También estaba integrada en el Imperio la mayor parte de los Países Bajos, con la excepción del Artois y Flandes, al oeste del Escalda.