Respuestas
Respuesta:
La historia se inicia con el descubrimiento fortuito durante la remodelación de una casa de campo de los restos momificados de un bebé recién nacido. Estamos en 2013. El hallazgo de estos restos humanos remueve las conciencias y los recuerdos de no pocos habitantes de los lugares por donde transita la novela. Dichos recuerdos llevan a uno de ellos a escribir un diario -no queda muy claro si el diario se escribe en coincidencia con los hechos del pasado que allí se relatan o si, por el contrario, más que un relato es una especie de confesión de lo acaecido en ese pasado pero escrita desde el momento actual- que se alterna en la estructura de la novela con la trama de la investigación policial que lleva a cabo la Teniente Valentina Redondo y su equipo de la comisaría santanderina donde trabajan: el sargento Riveiro, el subteniente Sabadelle y los agentes Roberto Camargo, Marta Torres y Alfonso Zubizarreta. Estos seis personajes -sobre todo los tres primeros- serán los encargados de desentrañar la identidad del bebé emparedado hace más de cincuenta años en Villa Marina, una casona de Suances propiedad de Oliver Gordon a quien le ha llegado por herencia. También el equipo de la Teniente Redondo deberá aclarar el porqué de una serie de asesinatos, suicidios y atentados que suceden a partir del truculento descubrimiento del bebé momificado.
Explicación:
La trama que se desarrolla en las 18 entregas que forman el Diario tiene otros personajes (la familia de los Fernández formada por Benigno que perdió a su esposa y a uno de sus hijos durante la guerra. Benigno se casará al acabar la contienda con Amparo con quien tendrá descendencia que vendrá a sumarse a la de su primer matrimonio del que le sobreviven David, Jana y Clara. Junto a estos personajes centrales muchos otros hay en esta trama cuyo narrador la presenta en primera persona dirigiéndose a un 'tú' innominado que bien podría referirse a alguien presente en el propio relato, quizás la propia teniente Redondo de la Guardia Civil, o, por qué no, al mismísimo lector. En un momento dado recurre a un impersonal vocablo que ha llamado mucho mi atención: “Dime, humano, ¿crees que sería el destino?” (pág. 290)