Escriba el discurso, puede incluir hechos reales sobre Ecuador, como nuestra crisis actual que enfrenta COVID-19.
Nota:
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Su discurso puede estar escrito en inglés o español, aunque se recomienda usarlo.
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al 8 de abril, los casos de Covid-19 confirmados en Ecuador ascendían a 4.450 y las muertes, a 242. El 26 de marzo, un bebé de siete meses falleció en la provincia de Sucumbíos y se transformó en la víctima mas joven registrada. Guayaquil es la región más afectada, con 1.520 casos positivos detectados , y se transformó en el caso más mediático. El gobierno aseguró haber realizado unos 9.000 test entre el 29 de marzo y el 1 de abril.
Panamá y Chile presentan más casos que Ecuador en proporción a su población. Pero la tasa de mortalidad y las deficiencias sanitarias y estadísticas dejan ver un escenario más problemático en Ecuador que en Chile, donde la mortalidad es más baja y el número de recuperados aumenta más rápido que la curva de los nuevos infectados. En países que no fabrican sus propios test y donde las cifras serán potencialmente más manipuladas, solo el número de muertes proporciona información seria sobre la evolución de la epidemia. En internet se difundieron varias grabaciones de abusos militares y policiales durante operativos para hacer respetar las restricciones del estado de emergencia.
Con la crisis global del coronavirus, cayeron los precios del petróleo ecuatoriano a 15 dólares, un commodity del cual el país depende, y a lo que deben sumarse los problema de una economía dolarizada . Las industrias florícolas y camaroneras, caracterizadas por su nivel de explotación de la mano de obra y de contaminación del ambiente, y al mismo tiempo por ser importantes fuentes de empleo del país, han despedido a centenas de personas, a veces de un día al otro. Esto puede resultar aún más morboso que los cuerpos expuestos en las aceras de Guayaquil y sus instrumentalizaciones políticas en las redes. Hace unos días, Ecuador pagó 324 millones de dólares de su deuda externa.
De lo contrario, pagar una deuda de este tipo, cuando el país solo está al comienzo de la crisis sanitaria y económica, sería económicamente criminal. La fuerza de la epidemia en Guayaquil, la ciudad más grande del Ecuador y la más afectada por el virus , es real en comparación con el resto del país. Hay mucha información de tipo sensacionalista sobre los «cuerpos abandonados en las calles». En realidad, no se trató tanto del aumento del número de muertes por coronavirus, superior solo en 10 o 15 decesos diarios por encima del promedio habitual, lo que provocó que empezaran a aparecer cuerpos en la calle.
Y ante la demora de los servicios funerarios o por miedo a ser contaminados, algunos habitantes de Guayaquil están dejando los cuerpos en la calle, lo que aleja un poco el riesgo de contagio y atrae, con éxito, la atención de las autoridades por la vía de los medios de comunicación, tanto nacionales como internacionales. La ministra del Interior María Paola Romo afirmó el 30 de marzo que Guayaquil y otras regiones habían manejado picos de mortalidad todavía comparables a otros momentos , pero que para evitar el contagio de los trabajadores funerarios y manejar el alza de la mortalidad por venir, los trabajos funerarios serían asumidos por el Estado. El gobierno lanzó entonces un programa de emergencia para el entierro de los fallecidos. Luego de haber pedido un terreno a la ciudad de Guayaquil para una eventual «fosa común», el gobierno aseguró más tarde que todos tendrán un entierro digno en un «campo santo».
Este tipo de problemas vinculados a la calidad de la información, que todos los países enfrentan a su manera, aparece agudizado en Ecuador por las disputas políticas, que recientemente incluyeron una condena judicial a Correa por parte de la Corte Suprema. La forma en que se aborda la cuestión de la aparición de cadáveres en la calle anuncia tanto el ritmo como el tono político del colapso general hacia el que se dirige el país si las medidas tomadas por el gobierno no se aceleran, y si no mejora sustancialmente la situación para que los trabajadores esenciales puedan realizar sus tareas de manera efectiva. De hecho, esto no es muy diferente de la situación en Italia, especialmente en la rica provincia de Lombardía, donde a principios de marzo los difuntos quedaban durante días en apartamentos urbanos antes de ser retirados. En Italia, el gobierno tardó al menos dos semanas, desde las primeras alertas, en confiar la gestión del sistema funerario nacional al Eejército cuando ya había más de 3.000 muertes oficiales.